La noche de ayer en La Maraka se vivió algo más que un concierto, fue una experiencia sensorial que trascendió el tiempo y el espacio. In The Flesh, un tributo mexicano a Pink Floyd, demostró con creces por qué están considerados como una de las bandas tributo más fieles y potentes en el país. Al cruzar las puertas del recinto, el público ya estaba preparado para sumergirse en un viaje que los llevaría a lo más profundo del legado sonoro de Pink Floyd, y vaya que lo lograron.
Entre los asistentes, no faltaron los murmullos de asombro: “Son geniales”, “Te llevan a otra dimensión”, “Lo disfruté más que al mismo Roger Waters”. Comentarios así encendían la curiosidad, y preguntando un poco más, la respuesta era clara: In The Flesh no se conforma con ser una réplica. Cada detalle, cada nota, cada visual está meticulosamente trabajado para que el público experimente lo que Pink Floyd ofreció en su momento. A diferencia de Waters, que en su última etapa ha centrado su energía en mensajes políticos, In The Flesh apuesta por una interpretación pura y fiel a la música, transportando a su audiencia al pasado sin filtros ni distracciones.
La producción, aunque incomparable en escala con la de Roger Waters, no le pide nada en cuanto a calidad musical. Sus músicos no solo ejecutan las piezas con maestría, sino que la magia de las luces y las imágenes que los acompañan crea una atmósfera envolvente. Es una experiencia audiovisual tan impactante que te pone la piel de gallina. Cada acorde parece diseñado para hacer vibrar el alma, para emocionar y para despertar recuerdos y sentimientos en cada uno de los presentes.
Esa noche, In The Flesh ofreció más que música. Regaló una experiencia, una de esas que simplemente no se pueden dejar pasar. Aquí te dejamos algunas imágenes que capturan el espíritu de esa mágica velada en La Maraka…