The Serenity of Suffering marcó un largo recorrido en la trayectoria de Korn, es su 12avo álbum de estudio. Desde el 94′ y su turbulento inicio con su álbum homómino —no por su disco, era un buen disco, era un gran disco—, el problema de ser una banda de nü metal. Ese nuevo género que junto a Papa Roch, Linkin Park y Limp Bizkit dominaron Mtv y las listas de ventas.
El estigma de eso, de no ser suficientemente pesados o algo así, los llevó a un camino tumultuoso; pero después de tantos discos es bastante notorio lo que acaban de hacer. Abrazar ese sonido que los puso en el mapa, esa combinación de guitarras pesadas, las percusiones densas combinadas con esa voz que parece que se rompe de Davis, antes de explotar o de aventarse unas rimas.
La portada del disco es una pista de esto. Ese niño sujetando el muñeco de Issues, una que está en la discusión del mejor disco de la banda (básicamente junto a los primeros tres), lo que sí es un hecho, es que ese disco es el más pesado de la banda… hasta el momento.
Desde que Head dijo que iba a ser el disco más pesado de la banda en mucho tiempo, también significó acercarse a sus raíces de nuevo. Desde el Untouchables hasta The Paradigm Shift habían hechos buenos disco, aunque tampoco nada extraordinario, perdieron un poco el camino y su esencia.
Parece que este disco siguiera después del Issues y le pusieron esteroides. No solamente es la nostalgia hablando, también Davis tiene su mejor trabajo en mucho tiempo, que hablando del sonido de su voz como instrumento, era algo que se había perdido un poco, no tanto esa habilidad de mostrar su vulnerabilidad con esa tensión, ansiedad y enojo, que irónicamente son de las cosas que siguen siendo una debilidad de la banda. A veces sigue escribiendo como quinceañero a pesar de estar cerca de los 50 años.
También Ray Luzier se muestra más asentando en la banda, después del único cambio en tanto tiempo —las bandas de otras corrientes de metal podrían aprender de la estabilidad del nü metal— por lo que ya con Fieldy, es lo mejor que se han escuchado juntos.
Lo mismo le pasó a Head, que entre el colapso nervioso, su conversión religiosa y demás cosas; suenan las dos guitarras con Monkey para darle ese sonido a Korn —si lo extrañaba—, por lo que los llevó a hacer a veces esas extrañas colaboraciones.
Hablando de colaboraciones, una banda acostumbrada a esto, sigue haciéndolo, teniendo a Corey Taylor de invitado. Logrando una competencia más que una colaboración, a ver quien puede hacer el gutural —sin salirse de lo suyo— más fuerte.
Un buen disco, que tal vez no es grandioso. Por lo menos se ve una banda que puede reinventarse dentro de su sonido. No solo es Fan Service, es un disco que los demás también pueden disfrutar. Sobre todo el mencionado dueto en «A Different World», «The Black Soul» e «Insane» que son canciones que si deberían de pasar a ser parte de repertorio en vivo y eso ya dice mucho.