Foto tomada de facebook de Rafael Salinas
FOTOS CORTESÍA CÉSAR VICUÑA
La Ciudad de México se ha convertido en un blanco para los desastres naturales, una tras otra como si la capital fuera masoquista: lluvias pronunciadas, inundaciones y un terremoto de 8.2 grados, sin embargo, hemos salido ilesos de las catástrofes. Solamente existe una donde “no se puede sobrevivir” y fue con La Barranca que se manifestó en el Teatro Metropólitan.
Un concierto memorable para los fieles más añorados al rock nacional. El motivo de la celebración fue por el cumplimiento de 20 años de Tempestad y 21 de El Fuego de la Noche, sus dos primeros discos, mismos que hicieron catalogar a La Barranca como una banda auténtica en la escena nacional. Un concierto donde hubo rotación tras rotación de los integrantes durante el concierto.
Presumiendo una “pequeña orquesta” (así lo catalogó José Manuel Aguilera) ¡Pero que en realidad era una súper banda! La Barranca juntó, colaboró y sintió un proyecto sin precedentes, con una formación “actual”: José Manuel Aguilera (voz/guitarra), Navi Nass (Batería), Adolfo Romero (guitarra), Ernick Romero (bajo) y Yann Zaragoza (piano) combinándolo con los experimentados y reconocidos músicos como: Federico Fong (bajo), Alfonso André (batería) y Cecilia Toussaint (voz/percusiones).
Al observar cómo estas alineaciones se complementaban arriba del escenario fue un hecho histórico para el rock mexicano. Con una puesta en escena espectacular, presumiendo sus dos baterías, dos bajos, dos guitarras y dos voces, crearon una “Línea de Fuego” donde todos salimos con la flama encendida en las entrañas. Al iniciar el concierto, la formación actual se encargaron de juntar la leña para que el concierto se encendiera en emociones quemando el Teatro Metropólitan.
El público ya iba tomando sus lugares, algunos con chela en mano para disfrutar del concierto. De las primeras en sonar fue “Los Muertos”, después todos los músicos a excepción de Aguilera salieron del escenario y el cantante recordó que antes de que La Barranca se convirtiera en una banda consolidad, se formaba por un trío. Alfonso André y Federico Fong subieron y la alineación original llenó de nostalgia el recinto tocaron “El Gran Pez” y después el pianista Zaragoza se añadió a la fiesta de nuevo para tomar “Akumal” y viajar al sur de la República.
El momento se tranquilizó un tanto cuando Aguilera presentó a la parte femenina de la agrupación, así es, Ceci Toussaint ya tomaba el escenario. Una espectacular presencia escénica. En seguida “El Desafío” salía del corazón de la pionera del rock femenil.
Después la llama creció, pues “Esa Madrugada” se cantó a dualidad de José Manuel y Toussaint. “La corregidora” (Toussaint) abandonó el escenario para que el trío abriera el corazón para servir “El Mezcal”. Lo inusual de la noche fue el intermedio que hubo en un concierto de rock, con “Cerca del Fuego” de fondo y una proyección con fotos de cada uno de los integrantes. La llama se apagó por un tiempo de entre 10 y 15 minutos.
Pero cuando todos los músicos volvieron con una vestimenta diferente a la tarima, fue una escena inolvidable. Canciones como “Perla”, “Belleza” y “El Velo” se manifestó una Tempestad con los cantos que resonaban en el Metropólitan. La sorpresa de la noche fue cuando “Tambor” del disco Rueda de los Tiempos se hizo presente. Un lujo que se dio la banda y sus seguidores agradecieron.
Ya casi al cierre del evento “Tempestad” y “El Alacrán” hicieron que sus fans convergieran y cantaran a flor de piel. De nuevo todo el conjunto salió del escenario, un pequeño respiro para cerrar con brutalidad.“¡Otra, otra!” coreaban los encendidos asistentes y poder volver a cantar con su grupo favorito. ¡Todos los músicos de vuelta! José Manuel Aguilera recordó su juventud con una canción que alude al suceso más extraño que ha surgido en todo el continente americano. La canción de protesta “Reptil” unió aún más a los presentes.
“La Barranca” canción donde tomaron el nombre de la banda igual fue cantada por todos. “Quémate Lento”, “Elixir de la Vida” y “Don Julio” tornó al Teatro en un tinte de rojo. Para despedir tremendo acto “Día Negro” se convirtió en el momento de clímax.
