Con Colaboración de Erik Duarte | Fotos por Ro Wolf y Carlos Saín
Estábamos preparados para cerrar el 2019 con otro festival de Heavy Metal en el la CDMX, para continuar con la gran oferta creciente de esto -al mismo momento había otro en Monterrey-, mientras todos se preparaban para lo inesperado en el Knotfest/Force Fest en el Deportivo Oceanía.
Varios actos que tenían que abrir el festival como AFK, Hanside y Kaizan demostraban cómo era el profesionalismo, al tocar ante prácticamente nadie -por un error en el acceso al festival-. No es lo mismo cuando tu público no llega porque no lo dejan pasar. Aún así, demostrando de qué está hecho el metal.
Ya en el escenario principal -también con las puertas de acceso, pues, abiertas- se presentaba Matherya, una de las bandas mexicanas que se presentaban en el escenario más grande. Además con toda la veteranía, ya que David Melchor de Coda, fue parte de la alineación que se presentó en el festival.
Caída la tarde llegaron dos banda latinas que a pesar de no ser metaleras, dieron un muy buen show para los presentes, unos fueron CARAJO, banda argentina de punk rock. Ellos en los 40 minutos que duró su show, nos recordaron al viejo Attaque 77.
Por otro lado, en el escenario Monster Stage, más mexicanos que estadounidenses, desde California llegó 8 Kalacas que con su hardcore hizo que todos bailaron un rico slam con temas como «Chorizo Federal», «Dime y A tu lado», era tan buena la respuesta del público, que se dieron el lujo de tocar tres canciones nuevas. Jaime vocalista de la banda salió ondeando una bandera mexicana y cerró la noche con Zombie.
Era momento de seguir corriendo pero ahora en dirección, rumbo al Knotfest Stage, esto, si es que querías alcanzar a ver el power metal melódico con elementos de música clásica que caracteriza a los finlandeses de STRATOVARIUS, una carrera de más de 30 años los respaldan y para este acto ya se notaba con una gran población de público para presenciar temas como «Black Diamond», «Unbreakable», «Hunting High and Low».
Regresando al Monster Stage nos encontramos con The Bronx y vaya sorpresa que nos dio, pues su vocalista Matt Caughthran solo duró una canción arriba del escenario, dado que se bajó con todo el público a cantar y de igual forma entrarle al mosh con ellos, y así estando ahí entre el público, el slam, hacía que a todos nos contagiara esa adrenalina y quisiéramos entrarle a bailar.
En el Tecate, se presentaba Papa Roach, la primer banda en ver un lleno total en su escenario. Una de las bandas más aclamadas, tanto por su música, porque Jacoby se desvive en decir cuánto ama a México. Además la promesa de que regresaran porque cumplen 20 años, hizo que «Last Resort» fuera coreada de principio a fin.
Después estaba Bullet For My Valentine, una de esas bandas con un nicho específico. De las menos intensas del cartel, no era una que fuera a provocar un wall of death, pero tenía a muchos fans de culto, que han acompañado a la banda durante años.
En otro escenario si se ponía todo más intenso, Suicidal Tendences, con esa energía desbordante ponía a brincar a todos. Esos que también siempre cumplen con mención honorífica cada vez que pisan tierra azteca, sin importar el venue donde se presenten. Otra banda que se siente real cada vez que dicen que aman a México.
Como otra banda que ya paga predial, con Carcass en el Prudence stage, en un escenario donde si dijéramos que era apto sería hacerle un favor. Con una de las fans base más leales. de esos que se dejan el cuello en cada canción. Hicieron que el decir: vuela el escenario dejará de ser más que una expresión.
Para cerrar el festival -sin que nadie supiera- estaba Godsmack, que hacían su primer show en México, donde fue un éxito a secas, ya que a pesar de los incondicionales, ya había varios que habían emigrado al principal porque “era” el turno de Evanesce. Pero esa será historia de otro texto…
