El pasado fin de semana, al igual que muchas personas, tuvimo la oportunidad de disfrutar de dos días llenos de música gracias al Festival Corona Capital, el cual con actos como Pet Shop Boys, Air, The Killers, Courtney Barnett, entre otros, logró deleitar a aproximadamente 76 mil 500 asistentes. Aún no ha pasado siquiera una semana pero decidimos hacer un recuento de los daños que nos dejó la séptima edición del festival

• Lo bueno

-No más «Corona Lodazal»: El clima se portó buena onda y aunque el sábado hizo bastante frío, el domingo el sol nos acompañó a escuchar a las bandas que inauguraron el segundo día del Corona Capital. Eso sí, la ausencia de la lluvia logró que no se repitieran tragedias como las de hace dos años y ningún acto fue cancelado.

-El emotivo regreso de LCD Soundsystem, la dulzura hacia sus fans de Lana del Rey, la fiesta de Alunageorge y Galantis, los visuales de Pet Shop Boys y Kraftwerk, las guitarras de Air, además del girl power de Courtney Barnett fueron algunas de las mejores cosas que nos dejó esta edición del festival.

– Los silbidos en «Young Folks»: Sabemos que los suecos de Peter Bjorn and John tienen más canciones pero sin duda «Young Folks» se ha convertido en la más popular y favorita del publico. Un escenario Doritos lleno y cientos de personas silbando al ritmo de la canción fueron uno de nuestros momentos favoritos en el festival.

-La segunda vez: Richard Ashcroft ahora acompañado por su banda, la sensualidad de las hermanas Haim, la energía de Grimes en el escenario, alcanzar a ver a Wild Nothing porque tocaron a las 4:50 y no a las 2:10 nos hicieron creer de nuevo en las hermosas segundas oportunidades que la vida nos regala.

-Todos contra Trump: No promovemos el odio pero se sentía bien padre escuchar a las bandas proclamarse en contra del recién elegido presidente de los Estados Unidos en muestra del apoyo hacia los mexicanos y las minorías. Porque Trump odia a los mexicanos pero las bandas, ellas no.

• Lo malo

-Los robos: Ya ni en los conciertos uno se salva de ser despojado de sus pertenencias. Por supuesto, no faltó el/la gandalla que aprovechó los empujones para bolsear a cuanta persona pudiera y quitarle el celular o su dinero.

– La revisión: Uno ya no sabía si iba a ingresar al Corona Capital o a una cárcel de máxima seguridad. Entendemos que siempre hay alguien que se quiere pasar de listo e intenta meter cosas prohibidas al festival pero en las revisiones terminaba uno más manoseado que después de un viaje en metro a las 7 de la mañana.

– La comida: Es verdad,  la comida en los conciertos no suele ser la mejor y además de todo tiende a ser cara. Una vez más comprobamos esto, con hamburguesas literalmente con una bola de carne y una rebanada de queso por $65 ¿Así cómo quieren vender más?

-Las fallas en el sonido: Varios nos deleitamos con el dream pop de Wild Nothing a pesar del ligero retraso en su presentación por culpa de las fallas en el sonido. Lo mismo con Kraftwerk quienes además de iniciar ya algo tarde comenzaron su show con algunos problemas en sus visuales que se arreglaron poco después.

• Lo feo

-Gente inconsciente: Literal. Cada quien sabe en que se gasta su dinero y como se va a destruir a los festivales pero de verdad era triste ver a chavitas(os)  inconscientes por el alcohol (o eso queremos creer) abandonados cerca de los escenarios, desmayados y que apenas sabían como se llamaban

-Los que venden cervezas: Una chela es la compañera ideal para escuchar a tu banda favorita pero, al menos a nosotros, nos resulta muy molesto estar escuchando el «Chelaaaaas» cada cinco minutos  mientras suena nuestra canción favorita además de tener que abrirle espacio al vendedor para que pase en un lugar donde apenas y puedes mover tus brazos

-Los que graban todo: Amigo, nadie quiere ver tus vídeos en los que grabas mientras brincas y donde lo único que se escuchan son tus gritos. Además de no disfrutar tú el concierto no dejas a los demás hacerlo gracias a tu tablet gigante que obstruye la vista de otros.

-Los sanirent: Jamás vayas a un baño de esos en un festival. Si lo haz hecho sabes de qué hablamos y si no, créenos, tener que usar uno de esos baños portátiles no es algo que se le desee ni a tu peor enemigo.