Fotografías: Cortesía Naza PF
Amor fue lo que se sintió la noche del 5 de octubre en el Auditorio Nacional con Mon Laferte. Las últimas noches en la Ciudad de México han sido frías; un tanto grises y aún no se respira tranquilamente después del pasado sismo —que por ningún motivo podemos dejar que quede en el olvido—. Esta parece ser una noche de tantas, igual de fría, igual de gris, pero no: no será así. Esta noche fue la primera de tres presentaciones que la chilena dará en el emblemático Auditorio Nacional.
La gente comenzó a llenar el lugar, todo con normalidad. Hasta que en el audio del recinto una voz nos mencionó la ubicación de las salidas de emergencia, en caso de que surga una, claro. Después ejemplificaron qué sonido tendrá la alarma y es muy parecida a la alerta sísmica. Se escucharon risas nerviosas, algunos silencios: es una reacción inevitable pero la historia reciente nos ha demostrado que no es para menos.
Todo ese sentimiento se esfumó en un segundo, cuando las luces se apagaron. Se abrió el telón y los gritos de emoción se apoderaron del lugar. En escena doce músicos enfundados en un traje verde sobre un escenario que podría parecer alguna de las siguientes dos cosas: una bonita sala de alguna mansión con decoración clásica o un cabaret blanco.
Aparece, entonces, ella. Vestido rojo. Tacones blancos. Pelirroja. Piel blanca. Tatuajes. Labios carmín que nada envidian al rubí. Ha llegado y está lista, y estamos listos. En el escenario estaba Mon Laferte.
«Ana» es el primer tema. El audio es bueno y la noche fría dejó de existir. Seguimos con un clásico en su carrera «Si Tú Me Quisieras» que suena distinta: con trompeta, trombón, saxofón y ¡una armónica! Mon tenía una armónica que le dio un sabor diferente a este tema. El cierre obligado es con la última estrofa: «¡si tú me pinches quisieras!». La noche fue fiesta.
No es un secreto el amor que la chilena tiene por su abuela y cada que tiene la oportunidad abre sus sentimientos ante el público para expresarlo y con ello recordarnos a nuestros propios seres queridos que partieron ya. Es así como comienza «El Cristal», con una voz final entrecortada. Para «La Trenza», Mon Laferte se abrió aún más y contó una de sus experiencias con su amada abuela. El llanto le impidió cantar un pedazo de la canción a lo que los asistentes respondieron con aplausos de ánimo.
Manuel García subió al escenario para interpretar «Cielito de Abril», un tema de hace algunos años que encuentra una nueva versión en su nuevo material, a dueto con su compatriota. Fue un momento de reposo para el alma y los sentimientos que es más que claro que son el tema principal de su presentación.
Con»Pa’ dónde se fue» el folclore chileno se hizo presente. La gente se levantó de sus asientos comenzó a bailar, pero esto fue solo el principio. Una versión muy distinta a la original para «Salvador» llegó en forma de cumbia, es un sentimiento extraño pero la gente lo disfruta. Con «Amárrame» la gente no paró de bailar y así continuó con «No te fumes mi mariguana», Mon, contagiada con el furor se avienta al público. La gente vuelta loca, está noche tocó su punto más alto y así termina el bloque de la fiesta.
El show tiene que continuar, abrimos con el amor y vamos a cerrar con su contrario que no es el mismo que el del bloque anterior, va más allá y al igual que el amor su significado es totalmente subjetivo: el desamor. «Tormento» y sus gritos desgarradores. Uno de los nuevos temas, «Mi Buen Amor» se convirtió rápidamente en una de las favoritas de los fans.
El bloque y la noche terminan con una de las canciones más icónicas de su carrera: «Tú Falta De Querer» un himno entre los fans, un himno a los corazones rotos. La noche termina, la gente sin darse cuenta ha experimentado un ir y venir de sentimientos y no por accidente. Mon Laferte sabe el impacto que tiene sobre los sentimientos de los demás y más importante aún sabe el impacto que tienen en los suyos.
La selección de canciones y su orden no es casualidad, la chilena ha madurado como artista y sus presentaciones lo han hecho de igual manera. La gente va a escucharla, a verla, a disfrutarla y ella los lleva por un viaje a través de sus sentimientos. Los activa por separado y funcionan como un alivio, como refugio, como calma