TXT: Daniel Cañón
Al momento de sentarme frente a frente con Music, la última obra musical de la artista australiana Sia, opté por dejar de lado la película del mismo nombre, dirigida igualmente por ella, pues, aun cuando ambos proyectos están relacionados, juzgué necesario centrar mi análisis en mi experiencia única con la música sin contaminarla con la abundancia de la –merecida y justificada- crítica feroz al insensato e insensible filme.
En Music, la depresión, soledad y motivación son los tres temas principales alrededor de los cuales gira su música. Pero, aunque haya una cohesión entre las temáticas y las canciones, Sia no propone un avance que le dé un sentido claro a estos tres asuntos en los 49 minutos de duración.
El tono del álbum es confuso. Comienza con «Together» y «Hey Boy», dos piezas que abren camino a una escuchada empalagosa y extasiada. Pero esta se interrumpe a partir de la tercera canción, «Saved My Life», la cual da pie a una lista de composiciones -«Eye to Eye», «Floating Through Space», y hasta la desgarrada «Beautiful Things Can Happen»- con un mensaje nada sutil de sentimentalismo y superación, el cual sirve como un recurso sumamente fabricado, haciendo parecer que Sia no tiene la capacidad de tratar esos delicados temas sin únicamente sonreír y decirte impetuosamente: “¡tú puedes!”; a partir de aquí, este mensaje colorea el tono de la música y la lírica en casi todo el proyecto.
Los momentos más pobres de la obra son cuando ella se enfrasca en dar ese mismo mensaje, porque a pesar de que la música no es desagradable, es una distracción, en especial en «Oblivion» y «Miracle», canciones en las que la letra se siente desconectada de la música.
Por el contrario, los momentos más interesantes y frescos son en piezas aisladas, las cuales no cuajan con el sentido del álbum, pero que son sólidas elecciones, me refiero tanto a las ya mencionadas «Together» y «Hey Boy», así como a «Music», «Lie to Me» y «Play Dumb».
En conclusión, Music es un álbum inofensivo con pocos momentos memorables esparcidos a lo largo de su repertorio. Incluso con la enorme cantidad de colaboradores en la producción –Labirynth, David Guetta y el aclamado productor Jesse Shaftkin– y en la interpretación, no pasa de ser un repetitivo y muy esporádicamente fresco proyecto musical, de una artista que al menos desde 2016 con This is acting ha perdido un poco la brújula a la hora de sacar a la luz proyectos consistentes.