Uno empieza en Asturias y termina hablando de la lucha zapatista en México; ese podría ser el inicio de cualquier historia que lleve al protagonista a un encuentro consigo mismo, alimentando el punto de partida sin predecir o incluso saber si existe el punto final. Así es como Nacho Vegas relata el proceso creativo que fue y es Mundos inmóviles derrumbándose.
«Mundos inmóviles derrumbándose es un disco de contrastes, de estructuras diferentes, con canciones que nacieron de las entrañas y después tomaron su propio camino. Gracias al trabajo en la grabación y todas las mezclas cada track adquirió un traje a su medida. Los discos como las canciones tienen sentimientos encontrados, hay canciones mucho más sombrías, así como canciones muy luminosas, yo creo que no pueden ser discos totalmente oscuros o luminosos por lo menos en mi caso no.»
«La Flor de la Manzana» es el rostro que abre el álbum, ¿Protesta social o relato que nació de un sueño? Ambas opciones tan símiles que Vegas nos explica su creación.
«La mayoría de mis canciones no las escribo con una finalidad, deben ser actos emocionales que vengan de las entrañas. Es verdad que esa canción en concreto el punto de partida fue de una lucha muy concreta en los momentos más duros de la pandemia, cuando despidieron a siete trabajadores de una empresa que opera en la ciudad que yo vivo, Asturias, donde el estado tiene responsabilidad sobre ella, los trabajadores se pusieron en huelga de hambre y no les hicieron el caso que merecían, pero fue un ejemplo de lucha admirable. supongo que la admiración por ese tipo de luchas y la indignación por el poco caso que le hicieron en el momento es lo que me empujó a hacer la canción.»
Todas las canciones tienen un punto de partida pero después se van convirtiendo, ese punto de partida tiene que ver con la realidad y luego se va transformando con las cosas, así acaban siendo canciones incluso emocionales, a veces con una carga social más marcada y otras veces con una intención íntima más marcada como la canción del «Don de la ternura».
«Oro salitre y carbón» es un disco que vio la luz el año pasado mientras la pandemia se encontraba en su mayor caos, ¿Existen diferencias entre aquel disco y este, ya que ambos son producidos en situaciones similares? Al respecto, Vegas comenta.
Escribí fabulación en tiempos pandémicos, pero dicha canción es diferente a las actuales ya que esta melodía la había grabado una maqueta antes y lo último se hizo en tiempos pandémico y hay referencias y miradas pero tiene otras aristas. Las canciones te escriben a ti y tú no a ellas, empiezan con una chispa y terminan en fuego. Depende mucho de lo que pasa en tu vida y de las cosas que no eres consciente hasta que lo escribes y lo ves con otra perspectiva.
Al ser un álbum totalmente escrito, maquetado y grabado en esta pandemia ¿Qué peculiaridad tiene a comparación de otros discos o EPs?
«Las canciones se escribieron en estos dos últimos años, en momentos especialmente duros y eso eso está presente en el disco sin tener que ser un álbum que hable de un virus, sin embargo toco un poco esos sentimientos de soledades de los que fuimos concientes esa época, y como tenemos que empoderarnos vitalmente con otro tipo de sentimientos más importante como la ternura o la ética de los cuidados, que nos haga ver esos mundos inmóviles que a veces sacan lo peor de nosotros mismos y debemos que derrumbar.
Se juntan muchas cosas, sentimientos que parecen encontrados o sentimientos que pertenecen siempre a nuestra vida cotidiana, es decir a veces decimos -qué canción más triste, qué canción más alegre- es una forma de entender ciertas melodías pero una canción muy triste nunca lo es del todo, son canciones que hablan de sentimientos paradójicos encontrados que por eso son difíciles de verbalizar y nace la necesidad de cantarlos.»
Lo que quería romper era esa energía a la que nos ha llevado la pandemia y escribir desde otro punto de vista. Aprovechar que estaba rodeado de otro equipo con gente nueva y a la vez con la que ya había trabajado, eso hace que también este disco tuviera algo de nuevo en todos los sentidos tanto en la producción como por el momento especial que me tocó escribir.
En este proceso de cambio mundial, vemos que también Vegas se renueva, no solo es escritura sino en compañía y se rodea de nuevos talentos alrededor de él.
Este disco es algo nuevo y la ilusión se renueva por trabajar con alguien diferente, cambié de oficina en el 2019 cuando acabé la gira de «Violética», la banda con la que trabajé tanto tiempo en la actualidad siguen siendo mis hermanos, llevábamos 12 años juntos, fue algo que me da mucha pena y nos seguimos queriendo mucho, la verdad es que fue una transición e ilusión rodearme de nueva gente, crear un sonido orgánico desde cero, es un misterio para mí porque tenemos que armar un sonido de estas canciones nuevas como del repertorio antiguo y reinventarlo con otra gente. El hecho de cantarlo con una nueva banda es resignificar las canciones que escribí hace diez años, es casi como interpretarlas por primera vez, porque las cantas desde otra perspectiva diferente.
Canciones de amor, desilusión, ego y miedo se encuentran en «Mundos inmóviles derrumbándose», pero lo que más se recalca es la protesta y asi Nacho Vegas expresa lo que siente y admira de México
180 personas entre hombres y mujeres zapatistas dieron una gira por toda Europa y una amiga me dijo ya que tienes tanto aprecio por México por qué no vienes, entre tantas cosas que admiro de México es esta parte activista y de lucha y la lucha zapatista como ejemplo de lucha emancipatoria y nacionalista es una experiencia de la que aprenderemos. Quiero ver a mis amigos para que me compartan sus experiencias.