Fotos por Javier Sánchez Soto
El Deportivo Lomas Altas, ahí a la mitad de Constituyentes, en instalaciones militares -la ironía siempre es bien recibida-, nuevamente dio cabida al festival Nrmal en su edición 2018. Un festival que se jacta de traer lo mejor del underground ya que lo primero que resalta de este lugar es la curaduría del festival.
Los austriacos de Leyya tenía una mezcla de genuina de emoción con cansancio. Para empezar el set contaron cómo acababan de volar 15 horas, para cambiar de un clima de -5° los 25 de la CDMX. Algo que no evitó la empatía con los que estaban abajo del escenario.
La presentación de Essaie Las se sintió raro después de las otras bandas. Pusieron un ambiente más denso, después de melodías más amigables Empezaron con las máquinas de humo, también raro en pleno día. Más que poner a bailar puso en un trance a todos ellos que estaban clavados escuchándolos, con esos beats que hacían todo. Parecía que daba igual si estaban tocando ante 100 mil personas o mil. Ellos se concentraban en lo que estaban haciendo.
Al final, ellos marcaban el verdadero significado de diversidad y underground del Nrmal, mientras en otro lado tocaban unos franco canadienses de dance y techno; para continuar con los colombianos cumbieros de Dub de Gaita, que curiosamente se llevaron la primer ovación estruendosa de un público que no sabe bailar cumbia, probablemente una exageración para la versión progresiva del género.
Seguimos con Félix Kubin, alguien que parece que se ha adelantado a todos y ya hizo un trato con Skyney. No solo trae un sonido más robotizado, frío y preciso, que no dejaba a dudas sus gustos o influencias con el show de luces y robots animados del fondo. También cantar en alemán no lo hacía más cálido.
Of Montreal vino de nuevo a cambiar todo. Extraño que sea con el sonido más tradicional de una banda de rock convencional. Pero por ser la única banda así del cartel, fue lo que los volvió a poner dentro del tema de rarezas que el festival se esfuerza por tener año con año.
Mac DeMarco llegó para aprovecharse del audio. La logística de los festivales no dan para que eso sea uno de los puntos fuertes, pero éste es una de esas excepciones. Sobre todo con ese cover de los RHCP, «Under the Bridge».
Llegó el momento de darle el turno a unas eminencias, una de las bandas con renombre en el cartel: Sleep, una banda que no pensaríamos ver en nuestro país. La banda stoner más stone llegó a dar cátedra de cómo se aporrea un bajo, con un sonido claro además. La máquina de humo a todo lo que daba era un chiste local para los más fans de la banda. Hasta casi se armó un moshpit.
Mientras en la carpa, era un mundo aparte. Más electro, más energético, más loco. Todo era diferente. Smurphy e Yves Tumor tenían sus sets que te dejaban absortos, sin saber qué pensar, no solo era un show auditivo, era un show visual sobre todo el de Yves brincando con la gente.
De regreso en el escenario principal nos preparamos para el cierre con el suelo onírico en vivo de Explosions in the Sky que tenía a todos embelesados con su música. Los texanos fieles a su costumbre no pelaban al público, dejaron que las guitarras hicieran todo el trabajo. Es algo bien cursi, pero terminado pasada la una, con una luna llena y un cielo estrellado, era el marco perfecto para cerrar un gran festival, uno que por logística se debería poner de entre los mejores del país.