Hemos sabido que hay artistas muy prolíficos, que no logran que todo su trabajo vea la luz. Mucho trabajo sin editar, empacado, perdido o que simplemente no quisieron sacar al público. La mayoría era gente con demasiado talento y poca vida. Los discos póstumos son algo que cada vez se está haciendo más común en esta era.
Pero tenemos un personaje al que no le va a suceder esto, Omar Rodríguez-López acaba de lanzar una alianza con Ipecac, ésos que tienen una curaduría bastante estricta para tener alguien en su sello. Afortunadamente el tener a Mike Patton como fundador hace que esto sea más sencillo de entender.
El primer disco de los 12 que saldrán hasta fin de año es Swon Virgins, que realmente no tenemos mucha idea de si saldrán de manera cronológica que fueron grabados o tendrá otro orden. La única certeza es que fueron escritos del periodo de 2008 a 2013, entre Zapopan o el Paso Texas.
Saber la cronología de este disco más que importante, sirve para saber qué estaba pasando en ese momento por su vida, porque no se le puede poner un contexto musical. Esos 5 años vieron nacer los últimos tres discos de Mars Volta, varias colaboraciones con John Frusciante, incontables discos solistas, el debut de Bosnian Rainbows y la gran mayoría de sus avances fílmicos.
Estos es un trabajo prácticamente de dos hombres, Omar se encarga de las voces, guitarras, sintes y loops; junto a Deantoni Parks – su baterista de confianza en estos últimos años- hace los sampleos, teclados y la batería.
Su trabajo como solista, es el que le da más oportunidad de hacer lo que quiera, en las bandas tiene algunos contrapesos o por lo menos alguien lo intenta. Por eso, a veces, el resultado es algo disparejo a lo que nos tiene acostumbrados.
A pesar de tener como de costumbre mil sonidos por minutos, se siente de alguna manera plano que no logra despegar todo el potencial posible. Por eso era importante tratar de saber el contexto del disco.
Pero está lejos de ser un desastre, simplemente no es brillante y sí tiene algunos tracks que destacan solos. «To Kill a Chi Chi es un esfuerzo por salirse de su zona de confort, no es ese sonido demasiado atascado. Extrañamente una de las producciones más sencillas es de los mejor que nos ofrece el disco, con una ritmo sencillo, que enmascara al compás de la voz; ayudándose de ese riff en el piano dando uno de los momentos memorables del disco.
«Saturnine» es otra de los picos altos, con un sonido más extravagante, pero igualo manejando un low tempo. Dándole también espacio a Parks a lucirse.
«Crow’s Feet» es una rareza en todo el sentido de la palabra, empezando con una tonada demasiado familiar, para seguir con otra voz aún más familiar. Es un sampleo, casi cover, casi remix, de «How Do You Sleep» de Lennon -sí, esa que le escribió para mentarle la madre a Paul McCatney mucho antes de que los raperos hicieron diss tracks-. Dejando una sensación extraña, de que todos los elementos están desaprovechados, no está bien adherida.
Siempre es agradable tener música nueva de alguien así, no logró su mejor trabajo, pero también está lejos de ser su peor trabajo. Ya tendrá otros 11 intentos para alcanzar lo esperado. Igual sirve para adentrar a alguien, para conocer su trabajo.