Pasos para un suicidio fortuito. Entrevista con Nacho Vegas

Quién diría que los suicidios inspiran a vivir. Las musas sonrientes llegan cuando las tristes recogen a cuenta gotas los cadáveres descompuestos, la primavera llega después del invierno, los frutos son nuevos a pesar del limbo en que el árbol se congeló.

Así es como el cantautor español Nacho Vegas recogió de la una tumba hecha jardín la inspiración para componer su último álbum Violética, dedicada a la folclorista Violeta de la Parra, quién se disparó en la sien a la edad de 49 años.

 

Paso uno: Redactar la carta de despedida

“Es dificíl escribir un disco cuando intentas cantar cosas que resultan difícil verbalizar, Violética es un disco largo, porque tiene diferentes maneras de acercarse a la música popular, pensaba que el rock y el folclor se encontraban en mundos alejados, pero a medida que escuchas ambos géneros, te das cuenta que están muy conectados. Es hacer música rock de vanguardia con una mirada en la tradición, en la que también podamos combinar lo más intimista con lo más colectivo y social” N.V.

Así es como el autor de “El hombre que casi conoció a Michi Panero” define su último álbum. Anteriormente, Vegas logró ponernos en contacto con su lado más social con discos como Resituación y su EP Canciones Populistas.

Canciones Populistas fue un EP muy marcado por la parte política y social, aunque existe en él una canción de amor,  ese momento me pedía escribir canciones sociales, y creo que no deje escribir canciones desde la intimidad… Para mí, Violética no se trata de dos mundos, no son compartimientos estancos, al contrario junto lo más íntimo y lo más colectivo.

 

Paso Dos: Confrontarse a sí mismo

Somos una fotosíntesis de momentos y rostros, somos luz, agua y tierra, cada una en el tiempo preciso, a veces nos pudrimos y alimentamos a los insectos, somos un legado perpetuo de existencia. Dentro de Nacho Vegas existen diferentes rostros, diferentes momentos de verse en el espejo y confrontarse con la hoja y la tinta.

A la hora de escribir canciones, busco diferentes perspectivas, una de ellas es el yo confesional, como lo hice en el disco Zona Sucia y en mi primer álbum, lo cual sigo utilizando en otros discos como en Violética. Existe un Yo que habla de nosotros, Otro yo que es  un personaje que en realidad no eres tú pero que hablas a través de él. Y por último el de la tercera persona, cuando hablas de historias con un lenguaje más narrativo o más literario, que tiene que ver con lo más popular y hasta de investigación periodística, como la canción de “Crímenes cantados”.

Somos reflejos de la realidad, consecuencias de acciones, somos lo que leemos, lo que escuchamos y somos aún más lo que evitamos ver, encontramos nuestro destino en el camino que tomamos para evitarlo.

La canción «Crímenes cantados», habla de dos historias, una de Samba y otra de Mohamed. La primera una paciente de sida que pasó por muchas cosas antes de morir, por negligencia médica pierde la vida en un hospital. Y la vida de Mohamen, quién protestando ante el maltrato y la situación de los migrantes y termina suicidándose en una celda. Esta canción está dedicada contra el racismo institucional, son dos  historias reales basadas en testimonios familiares y artículos periodísticos, y de una manera recreada para no convertirla en una crónica.

El cantante Gigones, describe esta canción como una melodía emotiva pero no sensiblera y en sus palabras busca desplegar una rabia  junto a una música con una violencia contenida: “Quiero hacer visible estos agujeros negros que dan fé de un racismo que existe para proteger los privilegios de unas élites en países que se consideran democracias modernas y liberales”.

 

Paso tres: Sentir la soga en el cuello

Existen temas que antes de brincar al vacío no queremos pensar, pero pasa toda tu vida frente a tus ojos y desde el dolor como en la felicidad se viven en ese momento. ¿Por qué olvidamos cosas que nos hicieron sentirnos vivos en un momento.

No hay canciones que no quiera tocar, sino existen canciones que necesito dejar de tocar un tiempo para volver a sentir la magia, como en el caso de «Ocho y medio», una composición que nunca faltaba en mi repertorio, pero llegó un momento en que llegué a sentirla un poco mecánica, hay tantas letras que pienso retomar y recuperar  en la nueva gira para re interpretarlas, actualizarlas o hasta re significarlas.

Somos un compendio de historias y momentos que dejamos en el cajón más escondido de nuestra mente, olvidamos aquellos momentos que cambiaron nuestras existencia para bien, despreciamos nuestros pasos en el pasado, y dejamos para luego aquel tiempo que nos construyó en este instante.

Un disco te lleva  otro, todos son momentos importantes. entiendo mi discografía como momentos, partes del camino que se haciendo al andar, la música surge de una manera caprichosa y aún no sé si merezco o no este reconocimiento actual… Llegué al tercer disco con una de mis canciones más importantes, El hombre que casi conoció a Michi Panero, después conocí a Enrique Bunbury, gracias a él vine por primera vez a México, fue un momento importante porque mucha gente me conoció gracias a Enrique. Si no hubiera sido por él, mi camino hubiera sido más costoso, puedo decir que me salté algunos cuantos pasos con El tiempo de las cerezas.

 

Paso Cuatro: Saltar a la vida

El mejor paso para un suicidio fortuito es vivir, explotar el presente y aceptar las dificultades como retos. Todos los días las flores crecen y otras mueren, surgen de semillas que otra planta despidió, cada vez que sale el sol vivimos el duelo de la noche para esperar ansiosamente que la luna vuelva a mostrar su lado iluminado.

Las canciones no tiene finalidad, no son algo funcional, las canciones tiene un motivo poderoso por el cual existen, este motivo es general, viene a confirmarnos, a constatar que estamos vivos. A veces es necesario recurrir a sentimiento muy extremos, muy dolorosos e incómodos de hablar, pero lo importante es ponerlos delante de ti.  Plasmarlos en una canción te hace consciente de esos sentimientos, sufres porque estás vivo y porque estas vivo tienes que luchar para dejar ese sufrimiento…

Violeta Parra escribió “Maldigo del alto cielo” y poco después “Gracias a la vida”, dos caras de la misma moneda, en ambas habla de su pasión por la vida, una desde un momento desgarrador y doloroso y el otro desde un sentimiento de comunidad y de agradecimiento, pero ambas hablan del valor de vivir ya sea para maldecir o para dar gracias.

Así es como un disco compuesto por Nacho Vegas, inspira con una finalidad concreta. Si la vida no tiene sentido está el suicidio y para el suicidio siempre habrá tiempo, se nace para morir pero mientras haya vida, se debe tratar de no morir de aburrimiento, para eso está la música, para eso está el arte, pasiones que nos hacen olvidar que somos mortales.

 

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