Cuando estaba morrillo conocí a esa maravilla de banda llamada Jumbo con esa rola tan bonita intitulada «Siento que». Estaba bien chida. De inmediato me brincó esa frase que dice «oyendo Ella es mi disco de Niña». ¿Qué es eso? No había YouTube ni nada dónde averiguar, pero eso sí, para que lo mencionaran seguro estaba chido. No me equivoqué. ¡Qué cosa tan bonita! Y en El Pasagüero. este último grupo lo demostró cabalmente.

La cita era a las 21 horas, pero claro, ya sabemos que es tarde el rollo, pero no hay bronca, porque para la espera estaban Buffalo Blanco y Frvrs. La neta sí tocan chido y más con los mezcales de casa que ahí venden.

Ya estaba yo contentito cuando se subieron al escenario esos gorditos de siempre; sí, un poquito más arrugados, pero con la sonrisa y la buena onda de siempre. Empieza a sonar «Sistema perfecto»; mi favorita. Abriendo de esa manera no podría sino ser un show increíble. «En la casa», «Willie Nelson» y «Primavera del 96» hicieron que todo el venue retumbara. Es pequeño, pero parecía estadio.

«Cinco minutos», «Tú y Yo» sonaron antes de llegar a «Ella es mi disco» donde hicieron el primer corte para agradecer tantos años, y recibir también el agradecimiento por canciones tan bonitas. Y es que esos de Niña ya estarán rucos, pero tanto ellos como sus canciones son totalmente adolescentes. Así, ya saben, todo lindo.

Claro, el paroxismo llegó cuando tocaron «Godzilla». Algunos dirán que es medio sin sentido, pero es sólo porque no ponen tanta atención al escucharla) ¿Cuántos babosos conocemos que se compran un traje de dinosaurio y ahora se sienten Godzilla?)

Con «Punk Robot» se armó el slam, y estaba bien chidito, pero como siempre, no faltan el par de pendejos que se pusieron ahí a pelear. Lo bueno es que ahí estuvimos los que lejos de continuar su desmadrito, estuvimos puntuales para sacarlos. No nos iban a arruinar el momento.

Un momento muy romántico fue cuando tocaron «Me Haces Sonreír». Claro que estuvo maravilloso cuando tocaron «Chewbacca tiene un secreto». Le siguió «Ardilla y Laberinto» y prepararon el terreno para el cierre magistral con «Banzai», que, como el show, resultó un momento para sonreír.

Nos podemos preguntar, ¿por qué no es de más público una banda tan chida? La respuesta vino del cuate que tenía al lado: no ocupan. Es íntimo, privado y bien bien bonito. Ojalá vengan más seguido