El mundo se detuvo, pero ya venía siendo hora de que se volvieran a encender las luces, de que se cambiara el #QuédateEnCasa por el #QuémateEnCasa, de que se intentara, de alguna forma, reactivar la industria frágil del entretenimiento y de los festivales tan duramente afectada por esta contingencia. Esa fue la idea del RESET An Audiovisual Experience, un intento por prender el switch, una necesidad de crear un nuevo comienzo. Se apluade el intento de no dejar que la música caduque. Vaya que se aplaude el esfuerzo.
El primer episodio empezó el sábado 29, con un set que prometía extenderse más allá de ocho horas como un evento digno de llevar la etiqueta rave. Y aunque en este tipo de streamings nunca faltan los problemas de conexión, audio y video típicos del Internet, la realidad es que la producción fue impecable. De principio a fin.
Destacable la gran curaduría que incluyó a varios de los mejores productores y DJ de México como Cabizbajo, Pepe Mogt (Nortec), Zombies in Miami, Alejandro Franco (la mente detrás de WARPmagazine), Balcazar & Sordo, Süss y Rebolledo. De destacar también Catharsis (a cargo de Erick Estrada), la impresionante instalación de arte lumínica, que acompañada del buen trabajo de cámaras y efectos ayudó a crear un ambiente hipnótico. ¡Qué ganas de habitar ese espacio!
El principal problema fue que la ilusión funcionó pero solo a medias. Mientras más se adentraba el tiempo en la noche, más ganas daban de salir. De tomar el coche y buscar una fiesta o una carretera. Y es que a diferencia de otros géneros, la electrónica es un deporte de contacto. Faltaban los otros, las otras, les otres. Se necesitaba del cuerpo del otro, el sudor de las demás, el encuentro de la masa colectiva que suma al éxtasis individual. Faltó la sensualidad, la vibración en el suelo, la inmediatez del momento, el YOLO auténtico. Faltó sacar el baile y el éxtasis de la comodidad de la casa hacia lo desconocido y eso representa, dicho sea de paso, una contradicción y un riesgo. La pantalla limita la experiencia. O lo haces entre pocos y/o los mismos de siempre o te arriesgas que los vecinos llamen a la policía por el rave en tu casa o por andar bailando como loco, solo.
Bendito dilema. ¿Cómo apoyar la música en vivo si no es en directo?
Quizás sea cierto eso de que el futuro nos ha alcanzado y no queda más que acostumbrarse a los nuevos conceptos y a la nueva vanguardia. Pero el cuerpo no cae tan fácil en la trampa. Por lo pronto, vendrán más episodios, y habrá que volver a intentarlo e intentarlo, hasta que todo regrese a como fue antes, o nos acostumbremos a los raves en casa, transmitidos en pantalla…
