¿Listos para el concierto de Austin TV en el Pepsi Center? Mientras ellos se preparan para Olvidé decir adiós, su show del sábado 14 de octubre (y que promete ser uno de los conciertos del año) ya puedes escuchar Rizoma, su esperadísimo nuevo trabajo que salió el 29 de septiembre.
Después de más de diez años de no saber nada de ellos, la banda mexicana de rock instrumental volvió en el 2022 con una declaración casi poética: TU CARA NO IMPORTA, IMPORTAS TÚ! Así, fieles a su estilo de usar máscaras para ocultar su identidad y de no seguir el culto al individuo de la industria musical, su regreso a la escena se opone al mercado de la nostalgia, que apela al recuerdo estático que no cambia, que no se modifica. Chiosan (sintetizadores y melotrón), Totore (guitarra eléctrica), Rata (bajo eléctrico) y Xna Yer (batería y guitarra acústica) y Acky (guitarra) regresaron, y no como souvenirs de una escena del rock que añora el regreso de sus héroes, sino como artistas que hacen música nueva que, como ellos, avanza en el tiempo. ¡¿Y qué música!
Compuesto de 9 tracks, de los cuales ya conocíamos los cinco sencillos (el primero lanzado año y dos días antes, un 27 de septiembre del 2022) Rizoma es, sin duda, uno de los mejores discos de esta década. El resultado de esta espera lo ha valido todo: un latigazo a los sentidos, una obra profunda llena de matices, densidades, atmósferas, a la altura de Fontana Bella (2007), el disco que los consagró a como una banda de culto, y un paso adelante del enigmático, extraño e infravalorado Caballeros del Albedrío (2011).
Como todo trabajo de esta agrupación, Rizoma es absolutamente inclasificable. Si acaso, lo poco que uno puede escribir, es que es un viaje de 43 minutos que lleva al escucha por diferentes estados de ánimos. De la melancolía de «Todo Final es también un comienzo», a la alegría auténtica de «Ésta Es La Razón», la tristeza de «Lattice» a la locura de «Hasta Las Hifas, Un Micelio», todo está aquí acomodado en un recorrido sensorial que se disfruta más de jalón, con audífonos (o un buen sistema de sonido). Temáticamente, los dos textos que acompañan al disco, y que aparecen en «De La Orquídea y La Avispa» y «Lo Bonito De La Muerte», evocan esta idea del paso del tiempo, de los inicios, los finales, la transformación, el regreso.
Tuve un sueño muy extraño… –¿Qué soñaste? –Soñé que era agua pero tenía mucha sed. De pronto me di cuenta que era mar, que ya lo tenía todo. Que era inmensa, siempre lo fui. –Quisiera poder creer esto tan profundo hasta el punto de no temerle a nada, ni a la muerte. Pensando que somos y seremos siempre parte de un total».
en «De La Orquídea y La Avispa»
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