El Teatro de la Ciudad se llenó de mística y ritmo con la voz inconfundible de Salif Keita, quien nos transportó a la esencia misma de África con su mezcla de tradición y modernidad. Sonaron joyas como Mandjou, Tekere y Yamore, llenando el recinto con su característico canto lleno de alma y emoción.
Más que un concierto, fue un viaje a través de la música de un ícono, cuya historia y sonido han trascendido fronteras. En nuestra galería, capturamos la energía de la noche: la intensidad en su interpretación, la conexión con el público y el color de cada acorde


















