Fotografías: Edwin López
Pocos grupos españoles se pueden dar el lujo de abarrotar sus conciertos en México cada vez que vienen tal y como lo hace Ska-P, banda que por cierto ya suma cinco presentaciones en nuestro país en los últimos 10 años, y eso tomando en cuenta que en ese tiempo los vallecanos han sacado apenas dos álbumes de estudio.
Si bien el Palacio de los Deportes no fue un recinto nuevo para la agrupación, sí fue la primera vez que se anunció un sold out con semanas de antelación ¡y vaya que se reflejó en el inmueble! Como pocas veces puede apreciarse, la pista del “Domo de Cobre” lució sin espacios desde la parte frontal hasta la posterior, además de que ningún asiento se quedó vació.
Ya con la emoción que brindaba ver a tal multitud, Ska-P salió al escenario alrededor de las nueve de la noche para arrancar con “Poder Pa’l Pueblo», canción del ahora lejano disco Eurosis, lanzado en 1998. El tema logró calentar a los miles de asistentes, quienes inmediatamente comenzaron a saltar, empujar y bailar, todo bajo la lluvia de basura y cerveza que propició el inicio de la presentación.
Tras haber encendido a los asistentes, Pulpul y compañía dieron el banderazo para arrancar con la «Estampida» que no se detuvo hasta el último minuto del concierto; la canción hizo honor a su nombre, pues un temblor tuvo su epicentro en el Palacio de los Deportes.
Le siguieron los clásicos «El Gato López» y “Mestizaje», este último cantado por el público con tal sentimiento que por momentos daba coraje que el tema siguiera tan vigente en pleno 2020. Miles de almas revolucionarias cataban cómodamente ‘gritaré que ardan las fronteras por la fraternidad’, mientras cientos de migrantes centroamericanos acababan de ser fuertemente reprimidos por la Guardia Nacional al sur de México.
Luego de introducir al Monarca de España al escenario, Ska-P interpretó “Jaque al Rey», corte final de Game Over, su más reciente producción discográfica. Ya con círculos de slam por toda la pista del Palacio y la gente saltando y brincando en las gradas, la rabia de «Niño Soldado» fue cantada con una fuerza impresionante, aunque quizás no tanta para ser escuchada por los 19 niños recién reclutados y armados en Guerrero como miembros de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y Pueblos Fundadores.
De pronto, un individuo vestido de payaso apareció en escena para defender la retrógrada tradición taurina, que por suerte fue opacada por “Vergüenza». Si el recinto ya olía a marihuana desde el inicio del concierto, en “Cannabis» se convirtió en un verdadero fumadero que parecía que el humo era parte del show.
El tema amargo llegó con “Crimen Sollicitationis», que aunque resulta áspero, basta con pensar en el reciente informe de Los Legionarios de Cristo sobre abuso sexual cometidos por clérigos contra menores para no dejar de gritar con fuerza cada una de sus líneas antipederastas.
Otro de los más coreados de la noche fue el «Canto a la Rebelión», no obstante, el sentimiento más profundo emergió cuando Pulpul vistió una playera con el rostro de Armando, un fan recién fallecido de Ska-P que pretendía acudir al concierto. “Jamás se abandona a un amigo, a un seguidor», dijo el vocalista al dedicarle «Mis Colegas». El gesto fue alabado por los presentes.
Un cadenero apareció para recordar que en ese concierto no estaba permitido el acceso a putos y feos, pero armados con sus bailes y cantos, los asistentes le dieron por culo su «Derecho de Admisión». Para reforzar el mensaje antidiscriminación, banderas del arcoíris fueron ondeadas arriba y abajo del escenario al ritmo de “Colores», tema en favor de los derechos de la comunidad LGBT+.
Es difícil mencionar que canción de la banda no se ha convertido en un clásico, pero es fácil reconocerla cuando son interpretadas y respondidas por el público, como sucedió con “Kasposo», que fue cantada y actuada por todos lo asistentes. A estas alturas del concierto y con la locura que provoca el ritmo de esa pieza, se llegaron a apreciar hasta 15 círculos de slam en la pista del recinto, a los que todos le entraron por igual sin importar sexo ni edad.
Después, a casi 20 años de su lanzamiento y a unos días de que Estados Unidos anuncie su plan (de imposición) de paz para Medio Oriente, fue ejecutada «Intifada», mientras la bandera de Palestina se alzó en el Palacio de los Deportes. Como homenaje a la embriaguez y a la resaca Ska-P tocó «No lo volveré a hacer más» y antes de dejar el escenario para el encore, la banda arremetió contra los cuerpos de represión y les dedicó «Romero el Madero».
Pocos minutos de ovaciones y chiflidos hicieron que Ska-P regresará a complacer a su público mexicano, al que volvió a encender con «Full Gas» y “Circo Ibérico».
Como una especie de síntesis contra todo lo que cantaron esa noche, los españoles mandaron «A la mierda» a todos los reaccionarios y refrendaron su amor por la libertad. Para finalizar el concierto como se merecía, las líneas de «El vals del obrero» fueron ejecutadas tal y como ese himno lo exige.
«¿Insistimos?», preguntó en dos ocasiones la banda y ante la locura del público a Ska-P no le quedó de otra más que afirmar «¡Insistimos!» y dar paso a los últimos gritos de resistencia y desobediencia de noche. Con su tradicional “Hasta la victoria, ¡siempre!” y “Salud y libertad”, Pulpul y compañía concluyeron una de sus mejores presentaciones en México.