Fotografías: Cortesía

No, The Flaming Lips no se cansan de hacer música, y su nuevo álbum, American Head es la muestra perfecta de esto. ¿Quieren saber más de este nuevo disco? Sigan leyendo.

Grandes artistas están modificando su camino y sus historias para hablar de algo personal, pero verdaderamente íntimo, no algo específico que hace generalidad sino verdaderas experiencias personales como las que cuentan los integrantes de The Flaming Lips, especialmente entre Wayne Coyne y Steven Drozd.

Para American Head la banda han decidido hacer un cambio a su identidad y enfocarse en su raíces; miren que hablar de un cambio en esta banda con más de 30 años de carrera y más de una decena de discos es difícil, pero no importa cuánta música hagan, siempre nos sorprenden con algo nuevo y riquísimo, y en este caso también hacen una gran crítica a las drogas, como experiencias negativas que se originan en estas.

American Head Empieza con “Will You Return/ When you Come Down”, una canción bastante personal para cualquiera que lo escuche con atención, ya que es para aquellos que han muerto antes que nosotros y que recordamos, porque es lo único que nos queda por hacer: recordar a los y las que se fueron por cualquier razón, antes que nosotros, y de un lado del plano a otro, tratar de hacerles saber cómo nos sentimos. Todo esto sobre una base tranquila de guitarra acústica acompañada de varios instrumentos, sin hacerla cargada o cansada, más bien logrando el mismo sentimiento de soledad que nos dan las letras.

“Watching The Lightbugs Glow” fue hecha especialmente para Kacey Musgraves. Esta canción no tiene letra tal cual, pero es un espacio instrumental que te hipnotiza por completo, al igual que a los insectos hipnotizan las luces, y te mete por completo a la siguiente canción, “Flowers of Neptune 6”, que también es una colaboración con Kacey y continuación de la pasada. Esta historia contada en dos canciones tiene un inicio creado a partir de un viaje en ácido de Kacey en el que veía a los insectos acercarse a las luces y después bailar con ella, para después entrar a la segunda canción que es un recuerdo de los hermanos de cada integrante de la banda, que habían vivido vidas tan distintas a las suyas.

En “Dinosaurs on the Mountain” nos ponemos nostálgicos; la música nos recuerda primero a la infancia con alegría y después con melancolía, rememoramos a los dinosaurios que veíamos dibujados en los árboles de las carreteras durante los viajes en carro y que ya no somos capaces de distinguir.

The Flaming Lips vuelven a sus hermanos en “At the Movies on Quaaludes”. La Metacualona o Quaalude es una droga depresora del sistema nervioso que llegaban a usar sus hermanos antes de entrar al cine, del cual parecían no volver a salir. Estaban tan puestos que olvidaban que estaban vivos. La historia continúa con “Mother I’ve Taken LSD” en la que junto a la música lenta y el ánimo bajo, Wayne recuerda de su infancia el momento en que su hermano le confesó a su mamá que había probado el LSD, aquella droga que todos le decían lo mala que era, y que ahora su hermano estaba consumiendo. Claro que “Brother Eye” continúa en el mismo camino, y ahora, claman, “hermano, no quiero que mueras, hermano ¿puedes vivir por siempre?, hermano no quiero llorar.”

“You n Me Sellin’ weed” es una balada bastante interesante, pasa por muchos sonidos, diseños y géneros para recordar las malas historias que Wayne escuchaba sobre sus conocidos, cuando él traficaba marihuana a los 16-17 años.

Durante esta edad, Wayne también tuvo una experiencia traumática cuando entraron a robar al restaurante en el que trabajaba y lo tenían en el suelo, con una pistola sobre la cabeza. Él estaba seguro que iba a morir, así que estas fueron las palabras que brotaron de su corazón mientras esperaba que lo mataran: “Madre, por favor no estés triste”. No sólo la canción y la gran descripción que hace de ese momento, hace que se te agüaden un poco los ojos, también el ritmo de la música y los instrumentos, como el violín, que apoyan esta idea de desesperanza en una canción.

Pero todo cambia súbitamente con “When We Die When We’re High”, otra increíble canción casi completamente instrumental, que te hace viajar por completo. Es de esas canciones que merecen cerrar los ojos y tratar de dejar tu mente en blanco, o llevarla a donde sea que la música te lleve, que en el caso de American Heads es a la siguiente canción, “Assassins of Youth”, con distorsiones, electríficantes y con unas percusiones hermosas.

“God and the Policeman”,  es otra colaboración con Kacey sobre otra mala historia relacionada con el tráfico de drogas entre sus conocidos, quien tiene que darse a la fuga. Finalmente, en “My Religion is You” tocan un tema fundamental en la vida de muchos: la religión. Aunque no es un pilar realmente importante en sus vidas, reconocen el derecho de cualquiera a practicar la religión que quieran, si esa es en la que en verdad consiguen compasión y atención, mientras que la religión de Wayne, al menos durante la primera vez que esto fue una revelación para él, era simplemente su mamá.

American Head es completamente un disco personal, duro y crítico, hablan de temas conocidos por todos pero poco hablados con seriedad, como la relación con tus hermanos y con las drogas, no como muchos artistas las muestran y las viven en gran alegría y euforia, sino como en pasos a caminos negativos que destruyen vidas. Musicalmente hablando, casi todas las canciones mantienen un ritmo similar; nostálgico, triste, el que lamentablemente después de un rato se vuelve repetitivo y predecible, pero a la vez, coherente con la idea del disco y los sentimientos que salen a flote en las letras.

Por esta misma razón considero que es un disco que se tiene que escuchar completo y en el mood correcto, ya que cada canción por sí sola, podría pasar desapercibida, pero en conjunto forman una historia que vale la pena ser contada. Ahora, para callarme, les dejo el disco completo aquí; pónganse audífonos, cierren los ojos y buen malviaje.