Por: Aldo Franco / @aldosss
Treinta años de carrera pudieran parecer demasiado tiempo para sólo nueve álbumes de estudio de The Chemical Brothers. Y aunque ha sido constantes en sus entregas, la verdad es que al dúo británico no se le aprecia por la cantidad, sino por la calidad con las que ha realizado cada una de sus producciones discográficas. En esta ocasión, Tom Rowlands y Ed Simons estrenan No Geography, un refrendo sonoro de su tan aclamado big beat.
El nombre del primer tema, «Eve of Destruction», no es una coincidencia, sino una advertencia tanto de lo que se espera de esa pieza como del resto del disco: fuertes beats, percusiones avasalladoras, letras desalentadoras y voces estremecedoras. Estas últimas son el sello de dicha canción; un vaivén entre una voz electrizante y otra aguda que presagian “We can’t afford the water /Everyone is left to die / Keep runnin’, keep runnin’”. Un pesimismo que queda superado por el baile al que invita su dinámico ritmo.
Un puente de percusiones casi tropicales ligan con “Bango”, una de las piezas más interesantes del álbum, debido que a lo largo de la misma, esos golpes inicialmente acústicos se van transformando sigilosamente en sonidos eléctricos, que son la base de un ambiente final bastante espacial, lo que recuerda a la setentera “Spacelab” de Kraftwerk.
Siguiendo con esas conexiones inter temáticas -por lo que no se recomienda saltarse canciones o escuchar el disco en modo aleatorio- se da pie a la homónima “No Geography”, la que parece ser la única obra -o por lo menos la más- optimista de todo el álbum. “If you ever change your mind about leaving it all behind / Remember, remember / No geography”, repite un hombre de voz estática.
En “We’ve Got To Try”, The Chemical Brothers dan muestra de uno de los mejores trabajos de reinvención, llevando a un nuevo acelerado ambiente un sample extraído de “I’ve Got To Find A Way”, un antaño soul a cargo de The Halleluiah Chorus.
En la recta final de No Geography, los británicos encienden su obra con una dupla de canciones llenas velocidad. La primera de ellas, “Free Yourself”, es uno de los cortes con más cambios de ritmo de todo el disco; de un momento a otro pasa de una base sencilla a una explosión de sonidos. En la segunda, “MAH”, unas risas un tanto perturbadoras introducen y advierten sobre la locura total del tema, lo cual viene a confirmar un repetido grito de “I’m Mad As Hell”. La intensidad con la que hace bailar esta obra justifica que sea la más corta del álbum, con apenas más de dos minutos.
Finalmente, The Chemical Brothers concluye su disco calmando los ánimos que provocaron con la pieza anterior; con “Catch Me I’m Falling” se deshacen de su big beat y ofrecen un ambiente tan calmado que roza en lo nostálgico, Para este magnífico track, el dúo se vuelve a acompañar de lo que parece será una constante en sus producciones: la melodiosa voz de la estadounidense Stephanie Dosen, quien ya había participado con la dupla en Furhter (2010).
No Geography es un disco sin canciones de más y como siempre, Tom Rowlands y Ed Simons rompen con lo monótono que puede llegar a ser el género. Después de tres décadas, puede ser que The Chemical Brothers esté entregando una obra que merece ser calificada como una de sus mejores producciones.