The Good, The Bad & The Queen: Identidad, Brexit y Britania

Por Aldo Franco 

El arte, por más concreto o abstracto que sea, siempre es un reflejo del contexto en el que fue creado. Sin embargo, en muchas ocasiones son los artistas quienes voluntariamente buscan materializar su visión del ambiente histórico en el que viven. Tal es el caso de The Good, The Bad & The Queen, que en noviembre pasado entregaron Merrie Land, una especie de ensayo-reflexión musical sobre el patriotismo, el sentimiento británico y la salida del Reino Unido del bloque europeo.

Para esta segunda placa, Damon Albarn (Blur/Gorillaz), Paul Simonon (The Clash), Simon Tong (The Verve) y Tony Allen (Fela Kuti) construyeron un álbum mayormente de melodías sencillas y monótonas, pero de un contenido que vale la pena reflexionar, aun cuando no se haya nacido en e la región europea.

Sumado a lo anterior, y como si no fuera suficiente ser un supergrupo, TGTB&TQ decidió que necesitaban a un súper productor para su nuevo disco. Fue el neoyorquino, Tony Visconti, el encargado de pulir la segunda placa de la banda.

Apenas se escuchan las primeras líneas de “Merrie Land” (canción que da nombre al disco), y las palabras debieron haber golpeado directamente la nostalgia de algún británico. “Si te vas, (…) ¿podrías dejar mi vieja bandera, mis bosques obscuros, mi amanecer?”, canta un Damon Albarn preocupado de que un estrepitoso Brexit pudiera repercutir en la belleza de la gran Albión.


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Con “The Truce of Twilight”, el cantante arremete contra la sociedad moderna, el cultismo de la ‘new age’ y los falsos brotes de optimismo de la nueva realidad en ‘live stream’. Un sarcasmo ácido que contrasta con su acompañamiento musical, uno de los más melodiosos del álbum, junto con “Gun To The Head”.

Un sentimiento contrario llega a su máximo esplendor con la acústica de una guitarra tan suave como potente de “Ribbons”. Una melodía lenta pero constante acompaña la voz de Albarn, cuyas palabras parecieron encontrar lo que tanto buscaba en otras canciones: identidad británica. “Yo soy Palo de Mayo” dice el oriundo de Londres, en referencia a la tradición del Maypole que es parte de la genética de la gran isla.

Otras piezas interesantes son “Lady Boston” con sus voces corales y la retorcida “The last Man To Leave”. En definitiva, Merrie Land es un disco atractivo musicalmente, pero líricamente te atrapará si te das el tiempo de pensarlo y reflexionarlo.

 

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