«How long must I wait?»
Oficialmente, pasaron siete años para que The Strokes volvieran con un disco «en forma» pero casi diez años para que hicieran un disco EN FORMA. Con esto me refiero a que con The New Abnormal, la banda neoyorquina vuelve a sonar como eso, una banda.
The Strokes cargan con el peso que quizá no deberían. No quiero quitarles el crédito de ser «los salvadores del rock» pero fue precisamente ese hype lo que los dañó mucho creativamente. Si bien ninguno de sus discos ha podido desbancar a su álbum debut Is This It, no han sido malos trabajos, tienen altas y bajas que reflejan la falta de cohesión creativa de los integrantes, sin embargo cuando llegó el Angles de 2011 fue más evidente que les costaba trabajar juntos ¿siono?
Personalmente, dejé de escucharlos con el Comedown Machine pero llegó el 2020 y dieron a conocer las versiones en vivo de «Adults Are Talking» y «Ode to The Mets», pensé que quizá este podría ser un buen regreso, ojo, no puse muchas expectativas porque mi corazón no aguantaría un golpe más de decepción este año -maldito COVID-.
En fin, el último disco de The Strokes no es para ti si buscas el sonido garage punk del Is This It?, tampoco es para ti si buscas el hilo negro de la música. The New Abnormal es un disco de redención, uno que abre el camino hacia nuevos horizontes -¿o le pone fin a todo?- y que nos recuerda que ya no son aquellos morros de 20 años -ni tú tampoco lol-.
Todo comienza con «The Adults Are Talking», un gran arranque que nos recuerda la esencia de la banda neoyorquina solo que un poco más pulida y con menos explosiones intermedias. El diálogo entre las guitarras de Valensi y Hammond Jr. es uno de los elementos más valiosos de esta pieza pero lo que se lleva la joya de la corona en esta canción es el falsetto de Julian Casablancas, que también se hace presente en la siguiente canción: «Selfless», cuya estética rememora un poco a «Call Me Back» de Angles, same vibes.
Es importante mencionar que The New Abnormal es uno de los discos en los que mejor se escucha la voz de Julian Casablancas, no es fortuito decir que ha crecido más musicalmente con The Voidz que con The Strokes y en este álbum lo escuchamos.
Lo nostálgico del álbum da un giro con «Brooklyn Bridge to Chorus», en el que la lírica traslada a esa parte de la existencia en la que el self loathing es tan fuerte que incluso puedes hacer chistes sobre cuánto te odias. Es divertido para las fiestas, inténtenlo en casa.
I want new friends, but they don’t want me
They have some fun, but then they just leave
Is it just them? Or maybe all me?
Why my new friends don’t seem to want me
Las siguientes dos canciones, «Bad Decisions» y «Eternal Summer», causan conflicto por la fuerte remembranza con «Dancing With Myself» y «The Ghost In You». Aunque he de decir que el video de «Bad Decisions» es muy divertido de ver y «Eternal Summer» tiene una vibe totalmente ochentera y psicodélica, es de esas canciones a las que difícilmente les das skip a pesar de ser una de las más largas en la historia de The Strokes, ya que rebasa por un pelín los seis minutos.
Después de ese corte «comercial», inicia lo bueno con «At The Door», una obra maestra no visible a primera vista, necesita varios «plays» para poder apreciarla al completo, creéme, podría incluso considerarla un intento de rapsodia, mucho mejor logrado que en «15 minutes» de First Impressions of Earth. Cabe destacar que «At The Door» fue la carta de presentación y de las piezas más fuertes y mejor construidas de este disco.
Con «Why Are Sundays So Depressing?» se marca la recta final del álbum, breves chispazos de los Strokes de antaño salen a relucir mientras la base rítmica de Moretti y Fraiture fluye muy marcada y constante junto a las armonías en las guitarras de Valensi y Hammond Jr. que crean puentes para que Julian Casablancas cante sobre sus propios domingos de bajón.
No podía faltar una balada triste en The New Abnormal, por eso «Not The Same Anymore», a ratos resulta dolorosa, «You’re not the same anymore, don’t wanna play that game anymore, you’d make a better window than a door.»
El disco termina con «Ode to The Mets», LA CANCIÓN que podría englobar todo el propósito del disco, ya que fluye de una manera tan natural y genuina que hasta con el improvisado cue «Drums please, Fab», suena como si todo el álbum hubiera quedado así de orgánico desde la primera toma.
En general, The New Abnormal, no muestra nada nuevo bajo el sol, es una fórmula que The Strokes ya habían trabajado en discos anteriores pero no se sentía tan natural como hasta ahora, -por fin todos están en los créditos y no solo Casablancas-. También deja atrás los tiempos del Is This It, porque, si bien es difícil soltar el disco que marcó una época, no es justo exigir más de lo mismo veinte años después.
Consideremos a The New Abnormal no como un álbum bueno o malo sino como uno libre, porque tampoco es fortuito que hayan elegido Bird On Money de Basquiat como portada, pero ese ya es otro tema.
¡Escucha aquí The New Abnormal!