The Who y su legado Punk

Ilustración de Roberto López

Otra de las legendarias bandas que aún quedan, se va a presentar en nuestro país, y el domo de cobre será anfitrión de los londinenses de The Who… bueno, o lo que queda de ellos, pues solo nos quedan tristemente Pete Townshead y Roger Daltrey; ya perdimos a dos de los mejores en lo que hacían en Keith Moon y John Enwistle.

Una banda con un legado que es completado extrañamente, ya que junto a sus filas para completar a las leyendas, están hijos de leyendas también. En la batería esta Richard Starkey (que también estuvo en Oasis) que es el hijo de Ringo… —de los Beatles para los más despistados—, también Simon Townshead de quien no hace falta decir quien es su progenitor. Pino Palladino completa las funciones del bajo, con un currículum impresionante, es lo menos que se puede usar para describir.

Álbumes icónicos y/o conceptuales, canciones eternas, todos los miembros originales están en varias listas de lo mejor de todos los tiempos (sobre todo Keith Moon), estadios llenos, momentos que ellos protagonizaron que no borran de la retina aunque lo veas en Youtube.

The Kids Are alright
GAB Archive/Redferns

Pero hay algo por lo que no siempre son reconocidos y es su aporte al Punk. Siempre se habla de The Stooges como esa banda que ayudó a definir el movimiento y el sonido antes de las bandas que lo vendrían a cimentar; ese legado para nada debe ser alterado o recordado, pero The Who con su primer LP 5 años antes que los americanos, también merecen esa mención.

Con un sonido que podía ir desde el pop más fino hasta el hard rock y la psicodelia, están en la conversación con la primer canción que podría considerarse Punk, con su primer éxito: «My Generation». Varias razones, primero ese nihilismo inherente en esa líneas que gritaba:

«I hope I die before I get old»

Ese motto que algunos tendrían de, muere rápido y deja un cadáver hermoso de algún lado, tenía que tener la inspiración. No solo era la letra, era como la cantaba, ese tartamudeo que lo hacía sentir más cercano con los que escuchaban la canción, con todos los que estaban presentes en Woodstock, con los mods y los Rockers; era el himno de la juventud.

Con ese sonido más frenético, menos pulido para darle ese sonido de garage, que se escucha diferente a otras piezas de su catálogo, la vuelve un gran punto de partida para adentrase en los estudios del Punk.

La actitud también, que contrastaba con su imagen mod de los trajes y ese corto de pelo, hasta el pelo largo de Daltrey se veía diferente al de los demás rockstar (el de los Beatles solo fue una fase que Pete pareció solo superar con la calvicie). Y mucho antes de que Nirvana se viera cool destruyendo su equipo (mención especial a Novoselic), The Who fueron los que pusieron esto en el mapa.

Sí, no fueron los primeros, Jerry Lee Lewis estaba quemando pianos 15 años antes y Charles Mingus destruyó un bajo de 20,000 porque rockstar —era jazzista, pero entienden el punto—. Pero en Monterey, en medio del Summer of Love, con esa furia con la que Pete destrozaba su guitarra en vez de tocar la emblemática «My Generation», cambió todo. Fue el parteaguas, no solamente le dio a Cobain algo en que materializar lo que sentía en el escenario, nos dio una de las mejores portadas para un disco, nada más piensen en portadas de The Clash y ahí esta su respuesta.

Y uno de los momentos cumbres y de los más olvidados. Tiene que ver con el animal, está de más decir el hecho ya conocido que el baterista de los Muppets, Animal, es un personaje basado en Keith Moon, no por solo por sus habilidades con los bombos… con los automóviles y cuerpos de agua, hasta el peinado traía.

Pero hubo una vez, que The Who tocó sin él, algo parecido a lo que Doors trataron de hacer una vez, pero a los ingleses les salió mucho mejor que a los gringos. En San Francisco en 1973, Moon decidió tomar tranquilizante de  veterinarios, porque cuando eres rockstar las drogas normales no son suficientes.

Solo hace falta saber lo que Townshead le dijo al público:

“We’re just gonna revive our drummer by punching him in the stomach. He’s out cold. I think he’s gone and eaten something he shouldn’t have eaten. It’s your foreign food. The horrible truth is that without him, we aren’t a group.”

Lo siguiente que pasó fue un momento que haría sonrojar a Mark Wahlberg —por su película Rockstar… para entender esa película hay que saber quien es Tim «Ripper» Owens«—fue solicitado un baterista, alguien chingón que pudiera tocar, porque Daltrey con el pandero no era suficiente —de seguro también estaban muy drogados si pensaron que sería suficiente—.

Como muchos de estos casos, nadie tuvo el valor, pero el amigo sí lo tuvo. Scott Halpin no dio el paso al frente, su amigo lo empujó, lo que sigue era obvio, como ibas a rechazar tal propuesta, con qué cara te ibas a quedar ahí cuando The Who necesitaba tu ayuda y la rechazaste.

Fueron cordiales con él, algunos standares de blues como «Spoonful», para que perdiera un poco el pánico escénico de tocar ante 24,000 personas sin ensayar o saberte realmente las canciones. Después ayudaron dos más de la banda para cerrar el show. Él solo veía como los otros tres que quedaban peleaban por culpa del otro que estaba inconsciente. Daltrey daba la orden de darle mil dolares y una chamarra del tour. The Who por un día.

Que más Punk que eso.

https://www.youtube.com/watch?v=aIjH9OU2JKw

 

 

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