Fotos: Nomi Ruiz / Rebis Music
Para: Memo Plaza
Mucha artista, la verdad, la que cantó en el Metropólitan el martes 24 de septiembre. A las 21:15, fue la tercera llamada: el teatro apagó sus luces y salió la bailarina Johanna Constantine con un vestido blanco y astas de ciervo. Luego salieron The Johnsons, el ensamble que incluía cuerdas, guitarras, bajo, piano, percusiones y vientos; y, finalmente, ANOHNI, transformada por completo en una reina, en una ícono del movimiento trans, del feminismo, de la música contemporánea y de todo lo que significa ser una artista hoy en día. Entonces, inició una especie de ceremonia encabezada por «Why Am I Alive Now?», pieza en que los instrumentos, la potencia de la voz de ANOHNI y el carácter ritual del evento, condujeron a los asistentes a un espacio de introspección. Y la pregunta repetida en la canción inicial, fue presagio del tono de esa noche. ¿Quién no se ha preguntado cuál es la razón para estar vivo?
«Está bien depre ese pedo» me había dicho un día antes un buen amigo que canceló de último minuto. Y, aunque hay algo de cierto en sus palabras, y es muy palpable cierto pesimismo en ANOHNI, también es cierto que su show fue una de las grandes presentaciones del año, que nos recuerda que no sólo debemos pedirles a los concierto que nos mantengan contentos o entretenidos, o que sean «espectaculares». No hay que olvidar que el arte también debe incomodar. La música debe tocar lugares del cuerpo con los que no solemos conectar, debe evocar emociones olvidadas o inexploradas. Debe hacernos preguntas. Debe cuestionarnos.
ANOHNI, en sus dos horas de ritual, hizo todo eso. Además de cautivar con una voz increíble y honesta, que todo el tiempo parece doler, sufrir, luchar, hacía pausas entre canciones para hablar. Utilizó el foro, el micrófono, la oportunidad para, a través de su reflexión sincera, de sus dudas valientes y sus confesiones existenciales, cuestionarlo todo. Empezó contra el machismo y las violencias que ella mismo sufrió cuando todavía era un joven llamado Antony que no se identificaba con el género que le fue asignado al nacer, ni con las expectativas ajenas. Cuestionó su propia práctica de artista, señalando sus incongruencia de querer salvar arrecifes y contaminar en vuelos de avión comerciales para viajar a dar conciertos.
Cuestionó nuestra relación con la naturaleza con esa provocación que lanzaba al final de «Hopelessness» (momento épico): «How did i become a virus». ¿En qué momento la raza humana se convirtió en un virus? También pidió a los que le aplaudían con cada opinión que no lo hicieran, porque aunque su show es político, no era un mitin; y también pidió que no idolatraran a lxs artistas, porque, al igual que lxs zapateros o lxs jardineros de una ciudad, sólo cumplen su trabajo. Dejó claro, también, que el arte, para ella, debe ser como el nombre de su disco más reciente: un puente (My Back Was a Bridge for You to Cross, 2023).
Mi pareja, que andaba en primera fila, me dijo que le conmovió mucho que uno de sus mejores amigos, que además también es disidente, lloraba durante el concierto. La solemnidad y el silencio que existía entre los asistentes fue algo que pocas veces se ve en el Metropólitan o en otros recintos musicales. No solo la gente no se paraba y se contenía a escuchar sentada, sino que tampoco había muchxs que se atrevieran a sacar sus celulares para grabar o para gritar en medio de sus palabras. Podrás estar de acuerdo o no con lo que dice, pero se agradece la expresión brutal cuando es sincera y la sentimentalidad desbordada cuando vulnera. Mucha ANOHNI, pocos Johnsons (es un decir, la realidad es que el acompañamiento de la banda también fue espectacular). Mucha artista y poca gente. Un teatro casi lleno pero que, irónicamente, le queda (casi) pequeño a una cantante que debería abarrotar venues aún mas grandes en muchas más ciudades. Y si no gusta, al menos no deja indiferente.
Setlist:
- Why Am I Alive Now?
- 4 Degrees
- Manta Ray
- Cut the World
- Hopelessness
- It Must Change
- You are my Sister
- Sometimes I Feel Like a Motherless Child
- Can’t
- Everglade
- Another World
- Drone Bomb Me
- Man Is the Baby
- Her Eyes are Underneath the Ground
- Hope There’s Someone