Local Natives surgió en 2009 como una banda de indie rock que pronto acaparó todos los reflectores gracias a que su primer álbum, Gorilla Manor, estuvo cargado de tintes afro-pop, pero de allí en adelante no se quedaron en lo “sencilla” que puede ser la música de su género, sino que poco a poco fueron experimentando y logrando cosas muy específicas con cada producción.
Este año nos sorprendieron con su cuarto LP, Violet Street, con el cual llevan el indie rock a un nivel más alto y cran una atmósfera única que nos transporta a la calle violeta, que al parecer es un lugar frío y melancólico, pero al mismo tiempo alegre.
El disco tiene un inicio mágico y como de cuento de hadas con “Vogue”, una canción llena de violines rasgados, piano y dulces vocales por parte de Taylor Rice, acompañadas de coros con eco que de alguna forma te transportan a todo el mundo de Violet Street. “When Am I Gonna Lose You” sigue con la misma vibra en los primeros segundos, pero rápidamente se transforma en un pop bailable y contagioso donde la batería marca la mayor parte del ritmo. El guitarrista Ryan Hahn dijo recientemente que los sonidos que se escuchan al final los hicieron simplemente despegando pedazos de cinta adhesiva y volviéndolas a unir; uno de los muchos ejemplos de la experimentación análoga que decidieron hacer.
El disco toma otro rumbo en “Café Amarillo”, un track con tintes de R&B que sin duda desafía el estilo típico de Local Natives, pues da el toque elegante. “Megaton Mile” lleva la vibra de pop ochentero, a la que le sigue la cambiante “Someday Now”, que juega con la velocidad y notas largas y agudas, acompañadas de una voz muy melodiosa por parte de Rice, además de que incluye muchos sonidos acústicos y ambientales que dan la sensación de estar en un lugar abierto.
“Shy” juega con ritmos de pop africanos que recuerdan mucho a su primer LP, Gorilla Manor, lo que resulta en la canción más enérgica del disco. “Garden Of Elysian”, “Gulf Shoes” y “Tap Dancer” van cerrando el álbum con ritmos lentos tipo balada y elementos acústicos como los que se escuchan en los primeros tracks, y son probablemente los más parecidos a los anteriores trabajos de la banda.
Violet Street al parecer fue hecho bajo una importante norma: hacerlo análogamente y lo más raro posible, pues tiene sonidos que pudieron ser fácilmente hechos con una computadora pero que al final fueron producidos a mano, lo que resultó en un álbum con alma y una experimentación que pocos esperaban de este quinteto.