Baio: Confía en el proceso, aunque te tardes

Con una gran trayectoria que lo respalda, proyectos reconocidos a nivel mundial  y  un nuevo disco bajo la manga, Cristopher Baio platica con Revista Kuadro sobre su álbum Dead Hand Control, y los procesos por los que tuvo que pasar para lograr lanzar este trabajo, el más satisfactorio hasta ahora. 

Cualquier proyecto implica un proceso, desde la concepción hasta el lanzamiento –incluso muchas etapas después de esa-  y Dead Hand Control fue uno que tomó casi 2 años y medio en completarse. Después de invertir tanto tiempo en este LP, no es de sorprender la satisfacción que Baio sintió la primera vez que lo escuchó completo: un momento verdaderamente especial que no se repite. 

El día que terminó la segunda mitad de “O.M.W” estuvo ocho horas en su estudio, a 10 minutos de su casa: “la canción dura un poco menos que eso y recuerdo haberla escuchado en mi carro y llorar un poquito; eso generalmente no me pasa, pero supe que así era como quería que funcionara esta canción”. Esos momentos de satisfacción en realidad no son tan comunes en procesos como estos, ya que puedes estar trabajando semanas en una canción y tener solo un día en que sientas esa felicidad de haber logrado exactamente lo que querías. 

“Nunca había trabajado tanto en un álbum, pero no me molesta, es algo que ha llegado junto a mi crecimiento. El disco pasado lo hice y lancé demasiado rápido y con el tiempo veo que hay cosas que haría diferente. Pero ahora sé que quiero seguir haciendo música de la misma forma en que hice Dead Hand Control.”

Sin embargo, el que un proyecto tome tanto tiempo puede implicar ciertos obstáculos. En el caso de Baio, se volvió obsesivo con la idea de terminarlo sin importar otra cosa, “así soy, tengo una idea, la pienso y después es la única cosa que quiero hacer. Tal vez de una manera, hacer un álbum es como tomar el control de mí mismo como alguien que puede descansar y relajarse”. De hecho, desde que empezó trazar este álbum hace más de tres años, tenía esta sensación de querer rascarse las canciones de su mente, tenía que alcanzarlas ahí y trasladarlas al papel, cosa que se volvió una obsesión. Por otro lado, reconoce que una vez que lo logró, hace casi un año, no ha vuelto a sentir esa cosquilla: “he intentado escribir, pero todavía no es el momento”, cuenta.  

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Sin duda, escribir puede ser un proceso muy fácil o muy difícil, y aunque a veces rascar esa cosquilla creativa sea tan sencillo como que una frase aparezca en tu cabeza de la nada y se vuelva el título de una canción -como pasó con “Endless Me, Endlessly- también puede ser un proceso largo y cansado de jalar y aflojar las ideas para que se empiecen a revelar de una forma coherente con la visión que tienes para ella; “estas canciones fueron así, las empujé y llevé a la línea de meta, pero al mismo tiempo, se me revelaron durante el proceso de elaboración”, dice. 

No importa qué tan cansado y largo sea un proyecto, no podemos dudar que crear una obra es dicha pura, pero Baio nos comenta que una de las cosas que le hubieran encantado que alguien le dijera mientras crecía, es que todos los sentimientos pasan; los momentos malos o tristes no durarán para siempre, pero la felicidad o satisfacción, tampoco.

En el contexto de la música, cuando se está haciendo una canción hay momentos definitivamente frustrantes y cansados, pero habrá en los que se sentirán increíbles y que sobrepasan lo que somos, especialmente cuando se puede grabar, sacar y que otras personas, tan distintas entre sí, la escuchen: “ese escaso momento en el que te sientes así de increíble queda preservado por el resto del tiempo. La gente compartirá eso y sentirá un poquito de aquello que tú sentiste, y eso, para mí, es lo que más amo de hacer música.”

Si eso a ti no te pone la piel chinita, es porque aún no has escuchado Dead Hand Control, así que te dejo el disco aquí abajo para que escuches el resultado final de este proceso de 18 meses.

 

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