El rock clásico se reinventa con Greta Van Fleet

La banda estadounidense Greta Van Fleet nos lleva por un viaje con su tercer álbum de estudio; The Battle at The Garden´s Gate.

«Heat Above», nos introduce poco a poco subiendo de tono desde un órgano sutil hasta romper con mucha energía, una melodía que levanta el ánimo en una remembranza a aquellos años 70, con una guitarra acústica ocasional, acompaña junto a una muy presente batería, sin duda, un gran comienzo.

«My Way, Soon», llega con un rock cargado de energía, siguiendo la misma línea, fluyendo rauda entre un riff de guitarra y una vocal ensordecedora que se retira para dejar un breve pero significativo sólo, dando casi por terminado el segundo corte que deja paso a «Broken Bells»; esta tercera rola baja un poco el ánimo, una breve pausa a lo que fueron ese par de piezas enérgicas que pusieron a todos de pie, que con un solo se presenta sin ser una rola más del repertorio.

«Built By Nations», entra con un desgarro de guitarra, dando paso a un riff que introduce a la vocal del característico y notablemente setentero Josh Kiszka, con una letra de resiliencia en el campo de batalla.

«Age Of Machine», se abre paso casi a la mitad del disco, con una atmósfera que recuerda un poco a un «outlaw western», pero con guitarras y voces desbocadas, es que quizá el título nos hace referencia a los motociclistas renegados que ruedan sin rumbo por alguna desolada carretera bajo una noche oscura, con un coro un poco repetitivo va poco a poco bajando de tono sin antes dejar caer una percusión potente que la deja terminada.

En el sexto puesto, «Tears of Rain» abre con una guitarra acústica con un estilo que recuerda un poco a ese rock de algún hotel de California, (quizá soy solo yo).

Ya con un estilo más que presente Greta Van Fleet sigue con esta pieza que se torna un poco más enérgica en su última estrofa, elevándose un poco para después concluir con un toque de piano… sin haberlo esperado.

«Stardust Clouds», aterriza con un coro al inicio que muy bien podría ser un puente entre su antecesora, levantando un poco la energía que nuevamente Josh con su potente voz presenta sin falta en este corte.

Mientras que «Light My Love», retoma un poco de aquel piano que les queda muy bien, pero que han ido dosificando a lo largo del álbum, un tanto dulce y algo nostálgica quizá… «Woah, light my love…Woah, light my love…».

Ya entrando a la última parte de este álbum, «Caravel», que sin destacar mucho entre las demás deja un buen gusto con esa fuerza vocal que tanto caracteriza a Van Fleet.

«The Barbarians» casi en el penúltimo lugar llega con un intro ligero que se transforma en una percusión que inmediatamente es acompañada por una guitarra, podríamos llamarla “ácida”, un referente a aquel rock de antaño, siendo esta una canción más bien una sin muchos cambios drásticos, queda perfecto para mantenernos inmersos en la recta final que encabeza la posterior «Trip the Light Fantastic»; entra con un fluir ligero, con un ritmo que nos lleva de la mano por una letra mística que nos transporta a un ligero rompimiento con lo que será el final del The Battle at Garden´s Gate. 

Finalmente, llegamos con «The Weight of Dreams», la más larga de todo el álbum con sus más de ocho minutos y un solo memorable cierra esta última entrega de la joven banda que puso a un pequeño pueblo de Michigan en el mapa.

Un álbum que en su autenticidad nos recuerda un poco a diferentes períodos, o más bien, a diferentes estilos de rock, de un rock que ahora se considera clásico, un intento de retomar los valores estéticos de un género poderoso y longevo que, sin duda, seguirá influyendo y con nosotros por otro buen rato.

TXT: Maximiliano Blanco

Fotos: Facebook

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