Con 25 años de trayectoria, seis discos, y un Grammy en la vitrina, Black Guayaba demuestra que el pop rock sigue tan vivo como su pasión por la música. Hablamos con ellos sobre su nuevo material, los contrastes sonoros que han explorado y cómo siguen fieles a su esencia, incluso en medio del reinado urbano en Puerto Rico.
Revista Kuadro: Escuchando su nuevo disco. ¡Vaya sorpresa! Arranca con un sonido muy rockero y luego se desliza hacia algo más pop…
Black Guayaba: Esa es justamente una de nuestras señas de identidad. Siempre hemos jugado entre el rock más pesado y el pop rock. Esa dualidad está en nuestro ADN, nos gusta mostrar esa variedad. Nunca hemos sido una banda de una sola línea.
RK: ¿Este nuevo álbum es una continuación del que lanzaron el año pasado? Ambos tienen siete temas y salieron con muy poco tiempo de diferencia.
BG: Sí… y no. “Fábrica de sueños”, el anterior, fue nuestro experimento más pop hasta la fecha. Trabajamos con productores externos como Juno, Vivero y Edgar Albino para darle ese toque bien pulido. Pero este nuevo disco —que se llama “Black Guayaba”— es todo lo contrario. Volvimos al estudio como banda, regresamos al rock, a ese sonido más crudo y directo, aunque sin abandonar el pop. Queríamos mostrar nuestros dos extremos, lo más pop que podemos ser… y lo más rockeros también.
RK: Se nota ese contraste. En el disco anterior, con canciones como “Vámonos”, parecía que se acercaban incluso a lo urbano…
BG: Sí, y fue totalmente intencional. Pero nunca llegamos a cruzar esa línea del todo. “Vámonos” tiene un corazón funk con algunos elementos urbanos, pero sigue siendo Black Guayaba. Era estirar la cuerda, explorar. Pero no nos íbamos a perder. Este nuevo disco es una respuesta a quienes pensaron que nos estábamos alejando de lo que somos. No. Solo estábamos probando cosas nuevas. Siempre hemos tenido esa inquietud desde el primer disco: ¿y si hacemos algo más pesado? ¿y si metemos algo acústico? Nos encanta explorar, pero la esencia siempre está.
RK: ¿Hubo un momento clave en estos 25 años que marcó un cambio en su evolución musical?
BG: Sin duda. Ganar el Grammy en 2008 con “No Hay Espacio” fue un parteaguas. En vez de repetir la fórmula, decidimos romperla. No queríamos que pensaran que estábamos buscando otro premio. Fue ahí cuando decidimos trabajar con otros escritores, productores, abrirnos a nuevas formas de crear. Eso nos cambió. Aprendimos muchísimo del proceso de trabajar con gente fuera de la banda. Y aunque para este disco volvimos a encerrarnos los cuatro en el estudio, ya no somos los mismos de antes. Todo lo aprendido se refleja.
Toro (guitarra): También nos tocó ver cómo cambiaban las tendencias, cómo evolucionaba la industria. Seguimos siendo una banda de instrumentos “tradicionales”: guitarra, bajo, batería… pero en “Fábrica de sueños” nos preguntamos: ¿a dónde más podemos llevar ese sonido? Ahí entraron los productores. Nos ayudaron a empujar los límites. Pero siempre con nosotros metiendo mano en todo el proceso.

RK: Y en medio de todos esos cambios, las redes sociales llegaron para alterar aún más el panorama…
BG: ¡Totalmente! Lo más difícil de estos 25 años no ha sido hacer música… han sido las redes sociales. Antes todo era más misterioso. Hoy el público quiere ver el detrás de cámaras, el proceso, el nacimiento de cada idea. Tuvimos que adaptarnos a eso, aunque nos costó más que adaptarnos musicalmente.
RK: Justo vi un reel donde explicaban el origen de una canción. Sus letras siempre han sido muy humanas, conectan con la gente…
BG: Para nosotros la letra es fundamental. Desde el primer disco decidimos no usar pronombres de género para que cualquiera pudiera identificarse. Por ejemplo, la canción “Se va la luz” tiene un doble significado: para los puertorriqueños, habla literalmente de los constantes apagones. Pero para alguien fuera, es una metáfora de amor. Esa ambigüedad intencional nos encanta. Queremos que nuestras canciones conecten con la gente en distintos niveles. Por eso el disco se llama La Conexión.
RK: ¿Por eso mismo este nuevo disco lleva por título el nombre de la banda?
BG: Exacto. Es una declaración. “Black Guayaba” es un recordatorio de quiénes somos. La primera canción, “Aquí me quedo yo”, es una forma de decir: después de 25 años, seguimos aquí. Puede hablar de amor, sí, pero también es un guiño a nuestra historia, a nuestras raíces.
RK: Hablando de eso… ¿es un logro seguir haciendo rock pop en Puerto Rico, donde domina el urbano?
BG: ¡Definitivamente! Pero no solo por el género. Que una banda siga junta 25 años ya es un logro en cualquier parte del mundo. Recuerdo que desde que sacamos nuestro primer disco, nos preguntaban por qué hacíamos rock si lo que sonaba era reggaetón. Pero fuimos fieles a nosotros mismos. No hacemos música para encajar, sino porque nos apasiona. Eso nos ha mantenido firmes. Y el público lo nota, lo siente.
Toro: Hay cosas que no se pueden fingir. El público tiene un radar para detectar lo falso. Hay artistas que cambian de estilo solo para “pegar” y se nota. Nosotros nunca hemos sido así. Hemos explorado, sí, pero siempre siendo nosotros. Y lo más bonito es que la gente nos ha acompañado en ese viaje.
BG: Nunca sacamos una canción en la que no creamos. Y quizá por eso seguimos aquí, conectando con la gente, haciendo la música que nos mueve. Si a nosotros nos gusta… probablemente a ellos también.