La escena que se niega a crecer en México: Knotfest 2019

Imagen destacada: Rodrigo Guerrero

Nuevo venue. Mismos Festivales. Mismas dudas. El Knotfest que Zepeda Bros nos había presentado en Toluca, sin mayores contratiempos mas el estacionamiento y el funcionamiento para las filas -que avanzaban muy lentamente que hacía que se hicieran kilométricas- eran el principal punto a mejorar. Un festival que había armado una banda, con un line up marcado.

Luego Live Talent, nos presentó hace unos años al Hell and Heaven, un evento donde aventaban toda la carne al asador, por el tamaño del lugar y sobre todo por el cartel. El público de metal es exigente… por no decir mamón. Siempre se va a quejar, pero siempre va a ir. Este fue sin tanta queja, lo que ya hablaba de un éxito, sin embargo el lugar era donde todo mundo tenía dudas: Texcoco, sí mismo lugar donde  se realiza la Feria del Caballo.

En teoría podría funcionar, ya era un lugar previsto para eventos muy grandes; espacio para acampar, para sentir toda la experiencia de esos festivales europeos. Era un aviso al Wacken, al Download o al Hellfest. América Latina y México en particular iban con todo. Luego  el sueño acabó como todos sabemos que acabó: falta de permisos, falta de moches decían las malas lenguas -loable si no dieron ese incentivo-.

Al fin terminó en la curva 4 del Autódromo Hnos. Rodríguez, un lugar familiar para muchos. El cartel quedó bien, pero lejos de la idea original. Pasó sin más sobresaltos y de lo más recordable, el perfecto clima que hubo en ese festival, que fue justo el mismo año que el Lodo Capital,  a escasas semanas de diferencia. Un buen festival para alimentar la demanda de Heavy Metal.

Así tuvo más ediciones, todos en el mismo lugar, un lugar ya comprado, donde todo mundo tenía la idea de como sería. Buenos carteles, aunque siempre colgando el fantasma de lo que pasó en Texcoco, Siempre con la idea de que podríamos tener más . De que podríamos tener un festival europeo de metal -aquí hasta los gringos se quedan cortos con lo que pasa del otro lado del charco-.

También llegaba un nuevo intento de realizar el sueño europeo: el Force Fest. Un nuevo festival de Heavy Metal, con la misma idea: tener un lugar enorme para acampar con un cartel más que suficiente  en Teotihuacán. En el campo de golf. En época de lluvias. No hacía falta ser un genio para adivinar lo que pasó. Fallas, errores, muchas cancelaciones, problemas de logística. Esta de más decir que acabó siendo un desastre.


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Pero el metalero olvida y rápido porque  el Force Fest regresó junto con el Knotfest. En un nuevo lugar… el Deportivo Oceanía. Mismo lugar que se eligió para el Hell and Heaven del 2020. Que no tengamos idea cómo vaya a quedar -en Revista Kuadro NO lo van a leer-. Pero por lo menos tienen todos los puntos de lo que urge mejorar, si pretenden hacer una edición decente. Porque ya todos saben como terminó el Knotfest.

No solo los medios musicales, sino las noticias mainstream dieron la nota, una muy penosa. Se cancela el día, se cancelan dos de los actos pesados y se termina con un trago muy amargo. Todavía la semana pasada estaban apenas terminando de acondicionar el lugar para el festival. No hay que ir a muchos festivales para darse cuenta que estuvo listo «a las carreras».

El lugar es un deportivo, no un terreno abierto como el Foro Dinámico Pegaso, donde todas los caminos son artificiales. Aquí hay estadios, canchas, juegos infantiles, áreas verdes y áreas abiertas. La iluminación era bastante deficiente pensando en esto, pensando en la situación de la ciudad en la actualidad más el problema de seguridad, 360 elementos que la CDMX puso para el evento y los menos de 900 elementos resultaron insuficientes para los -oficialmente- 50, 000 asistentes por día.

Antes de que continuemos una breve radiografía del metalero promedio: es alguien que le gasta y gasta bien. No siempre podrá comprar el mejor boleto, pero a la hora de las cervezas y demás, no anda pichicateando nada. Si no ves las torres de vasos de cerveza, es algo que siempre se debe tomar en cuenta. Por naturaleza es anárquico, por todo el rechazo social que ha tenido.

Los chavos cool de la secundaria no son los que escuchan metal, ni los que andan de antro. Son esos que piensan que el sistema debería cambiar. Los portazos son el pan de cada festival… algo que no es justificación, pero es algo que sabes que va a pasar. Es como el Wall of Death y los Mosh Pits.

Y, a pesar de la infinidad de bandas y canciones que tienen sus obras basadas en trabajos literarios como todo Leviathan de Mastodon, o «For Whom the Bell Tolls» de Metallica, eso no quita que su idea de diversión sea embestirse unos contra otros lo mas rápido posible. Los que no entienden de esto, se pierde de la catarsis que provoca. Entonces cuando conoces a tu target y no estás preparado… tienes dos opciones: o mejoras o lo dejas de hacer.

Las vallas del escenario principal, estaban mal desde el principio, no había que ser ingeniero -tal vez solo headbanger experimentado- para saber que no iban a aguantar. Sin mencionar que no había personal para impedir todo el crowdsurfing que sucedía en ese momento. Con ese tipo de situaciones ocurriendo, no puedes ir por ahí haciendo el ridículo diciendo que había grupos de choque haciendo eso, como si fuera un mitin político.

Además ver a las excusas de los organizadores, donde señalan que es culpa de los asistentes por no portarse bien. Quién hubiera pensado que en un cartel donde el headliner tiene un track que se llama «People=Shit», sus fans no se hayan sentado a cantar «Kumbaya». Es esta extraña moda de ser violentos.

El problema yacía en un escenario mal diseñado más la barda que dividía al preferente de general, que estaba muy atrás del mismo, ese es un problema que ni siquiera es de visibilidad, sino de volumen. Si no esperaste por Behemoth minutos antes de su acto, seguro lo viste desde la entrada del escenario porque ya estaba lleno.

Se sentían más apropiados los escenarios Tecate y Monster que el principal… con todo y que el mismo problema surgió con Suicidal Tendencies, otra banda que provoca el desconecte de la realidad y hace que los cuerpos se empiecen a aventar. Las vallas también estaba cediendo. Los más melódicos de 311 salvaron a ese escenario al hacer que todo fuera menos violento.

El escenario Prudence tampoco estaba apto, sobretodo para el acto que cerraba. Carcass ya es una banda de culto, brutal, que llena venues por sí solos. Para estar tocando en una caja de zapatos -una cancha de basketball-  y más por la hora, no pasó a mayores, porque las personas ya no tenían para seguir brincando como pudo haber sido. Pero  eso era una incertidumbre,  algo que no debería existir donde hay multitudes como en el Knotfest o en cualquier festival.

Después de las vallas derribadas, las presentaciones de Evanescence y Slipknot ya pendían de un hilo, aunado a la reparación que hicieron, mejor hubieran usado estambres, que ese intento. Esta falta de planeación, de posibles contingencias, ese «ahorrarse unos pesos» en zonas donde no deben «ahorrarse esos pesos» se notan y más teniendo festivales de ese tamaño en lugares improvisados. Como el campo de golf de Teotihuacán *FLASHBACK*.

Todo esto que escribo, ni siquiera es en calidad de periodista o algo parecido, lo escribo desde mi papel de fan, uno que ha ido a prácticamente todos los festivales de metal -menos un Knotfest y un Hell & Heaven-. Que te cancelen siempre tantas bandas, que no haya control en las entradas ni con las acreditaciones VIP  o algo así, denotan la poca capacidad que tienen para llevar a cabo un show de este tamaño y con esa cantidad de personas sin poner en riesgo su seguridad.

Ya no digamos los problemas del cashless para el rembolso. Si solo fuera problemas de audio, si solo las bandas dieran malos shows y eso no les importara a ellos -como a Axl Rose– ya es otra cosa, ya está en manos de la artista. Pero ya son varios eventos que la promotora realiza y demuestra que está muy lejos de dar el ancho. Ni siquiera vamos a hablar de los problemas con la prensa, por eso será el último artículo de algo referente a esta productora. Tantos por ustedes, como por nosotros…por lo menos hasta que puedan garantizar la seguridad de todos los asistentes.

Lo último, sí es inadmisible que hayan quemado los instrumentos. Una cosa es que el lugar no tenga garantías de seguridad y otra que ya le demos esa imagen al mundo. Se evidenció la fragilidad de la escena metalera en el país, tanto de venues, como de oportunidades, como de todas las bandas mexicanas que se habían ganado su lugar en el escenario principal que sin más, les dan las gracias.

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