Noche de rock & roll con el Leopardo

                                                                                                                                      Foto por Ricardo Ruelas

Una noche llena de conciertos en la CDMX. Tráfico, amenaza de lluvia, pero las emociones a flor de piel, pues Def Leppard haría acto de presencia en la Arena Ciudad de México, de un modo muy especial, pues el show contaba con la intención de ayuda a los damnificados por los sismos del mes pasado que azotaron nuestro país, sin duda, un gesto de solidaridad de la banda.

Poco a poco el venue se fue llenando. Público de todas las edades, era increíble ver hasta tres generaciones de la familia reunidas en el recinto para disfrutar de lo que pintaba para un magnifico show al estilo del Leopardo y así mismo, en punto de las 21:00 horas las luces se apagaban para dar comienzo al espectáculo.

Familias enteras realizaron el viaje de diferentes puntos de la República para disfrutar del show.
Familias enteras realizaron el viaje de diferentes puntos de la República para disfrutar del show.

El primero en hacer acto de presencia sobre el escenario fue el mítico baterista de un brazo, Rick Allen, quien tomaba posición para dar paso a la entrada de Rick Savage, Vivian Campbell, Joe Elliott y Phil Collen, quienes empezaban con las primeras notas de «Let It Go», acompañados de los coros del público que saltaba y gritaba demostrando su emoción cada segundo.

Le siguieron «Animal», «Dangerous» y «Follin´» para dar paso a un: —Hola, México City»—,  que cimbraba todo el recinto con los gritos de la gente.

Cabe mencionar que el show de Leppard no es una producción con pirotecnia, humo, lassers, etc; pero  simplemente con tres pantallas que en cada canción hacen trasladarte de una escenografía a otra, con luces neón, colores y la presencia imponente de cada uno de los integrantes te pone la piel chinita. La conexión que tienen con su público es única, solo basta con que Elliot levante los brazos o Allen aparezca en pantalla para recibir una ovación que contagia a cada rincón del lugar.

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Clásicos como «Hysteria», «Let´s Get Rocked» y «Pour Some Sugar On Me» hacían retumbar la Arena. Nadie se quedaba sin cantar una sola estrofa, nadie. Era increíble, pues hasta el baile al ritmo de la melodía contagiaba.

En un momento de que se dio la banda para darse un respiro, Joe Elliott aprovechó para dedicar unas palabras en español para México:

«Es un gusto estar aquí en estos momentos tan difíciles. Gracias a esos héroes que se dedicaron a salvar vidas».

Como todo lo bueno, tiene que llegar al final y así «Rock Of Ages» y «Photograph» daban por terminada una noche mágica con una leyenda del rock. La banda pidió a su público voltear a la cámara para la foto  del recuerdo y haciendo una reverencia fueron dejando el escenario, uno a uno, dejando a todos con ganas de mucho más.

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