BENT de Stonefield, un paseo existencial

El cuarteto australiano Stonefield nos presentó el pasado 14 de junio su cuarta entrega de larga duración y la segunda con la disquera Flightless. BENT es trabajo consta de 10 pistas inundadas de guitarras con fuzz, riffs lentos; adecuados para agitar la cabeza, entrecerrar los ojos y disertar sobre la realidad y nuestro paso por ella.

Las hermanas Findlay, una vez más, nos muestran que son muy hábiles para generar un sonido denso, pesado, que nos lleva por pasajes desérticos que el género stoner recorre cotidianamente. Pero al mismo tiempo se dan la libertad de jugar con sintetizadores, efectos de guitarra y composiciones que no podrían ubicarse tan claramente dentro de este subgénero del rock.

Al parecer, estas chicas, tienen muchas ganas de analizar lo que sucede en el mundo, no sólo hacer canciones de temas recurrentes, sino volverse consientes de lo que hay a nuestro alrededor, filosofar sobre nuestro propósito y nuestro lugar en el universo.

Es decir, fácilmente podríamos decir que son “psicodélicas”, entonces. Pero no es tan sencillo hacer una aseveración tan arrebatada. Stonefield juega con esos elementos, nos da destellos progresivos, stoner, psicodélicos y desérticos que nunca se vuelven del todo claros, nunca se desnudan ante nosotros, sino que juegan con nuestras mentes para poder conducirnos y seducirnos con sus acordes.

stonefield

Se podría decir que el álbum comienza de una forma “segura”. Una ola de guitarras distorsionadas y lentas nos reciben en este viaje con “Sleep”, pero poco a poco el camino nos lleva a estados más complejos, pues inmediatamente “Dog Eat Dog” nos dice que el progresivo y la complicación de notas también van a ser parte del paseo.

Ya con los motores calientes y en su punto más dulce llega “Dead Alive”, que parece ser el momento más abrazador del trabajo. Sus guitarras envolventes nos encierran en una burbuja llena de destellos sintéticos que hacen muy buena justicia a la música producida en la década de 1970, pero que reflejan de una manera muy clara lo que está sucediendo en esa isla oceánica.

Ya para “66” los sintetizadores toman la batuta y marcan la línea. El viaje comienza a complicarse más y ponerse tenso, pero las chicas son lo suficiente hábiles para que el “malviaje” no se apodere de ti, sino que puedas ir bajando de velocidad paulatinamente. “Dignity” es esa pequeña caricia que nos dan, un beso en la mejilla antes de despedirse con “Woman”, pieza que nos deja tranquilos y, como buena amante, con ganas de repetir.

 

 

 

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