Cuando Sony creo Ídolo y a C. Tangana, de inmediato se extirpo lo tangible de lo intangible. Hay que saber diferenciar una mixtape de un disco normal, exactamente como pasó con The Life of Pablo de Kanye West, y es que es muy difícil poder dibujar la línea de ambos formatos. Pero es por ello por lo que apreciable o no, Ídolo de C. Tangana también es considerado como una mixtape y que no por ello ha visto mermada su relevancia y su influencia en la cultura popular. Todos sabemos que, más bien al contrario.
Avida Dollars puede interpretarse como su resaca, tratando temas como la llegada del lujo y del dinero, pero también del lado oculto de la fama, con alguna letra más nihilista y triste, en sintonía con esa portada en la que vemos al cantante solo, destrozado, quizá de resaca, quizá de empalmada, quizá noqueado, o todo a la vez. Su discurso actual es dejar claro que no se ha vendido y sigue siendo el mismo de siempre: el dinero ni le ha cambiado ni tiene nada de malo.
Tangana ha vuelto a crear arte para rabia de sus haters en este mixtape breve y adictivo. Muestra de su lado arrogante pero también de su sensibilidad, porque…vamos, el amor vuelve a ser protagonista de los textos de C. Tangana; yendo de las bases duras y agresivas del rap a los ritmos más suaves, pero las canciones fluyen de manera natural, incluso confundiéndose unas con otras, sin que te des cuenta de dónde termina una y comienza la siguiente.
La primera sensación de que esto era una colección de canciones de 2 minutos inacabadas se va diluyendo para dejar que muchas de esas pistas brillen con luz propia y todas funcionen. Empiezas preguntándote qué es este disco, pues a solo 6 meses después de que Ídolo salió y es ahí cuando terminas deseando que todo “ídolo” lance su mixtape 6 meses después de su “disco” para contar en ella cómo le ha ido… debería ser obligatorio. ¿No tienen todos los artistas esa necesidad de expresarse?