Blood: melodía y sentimientos en arrebato

Alguna vez una profesora me habló sobre el arrebato como «un  estado de conciencia que antecede al perdón verdadero, no como un acto voluntario sino un amoroso suceder». Es así como definiría Blood, el último disco de Rhye por el que tuvimos que esperar casi cinco años.

Para mi buena fortuna, pude escucharlo un día antes del lanzamiento oficial, en vivo -no estoy presumiendo- y la experiencia estética, sonora y sensorial fue totalmente diferente porque pude descubrir cómo funciona la construcción de esas melodías que nos han cautivado desde Woman (2013).

Cada nota, cada arreglo tiene una función y ejecución particular en las canciones de Mike Milosh, tener el control creativo total de Rhye le sentó bastante bien porque la partida de Robin Hannibal del proyecto, realmente no alteró o desbalanceó  algo-shady comment-.

Lo más valioso de este álbum -y realmente de toda su música- es que el proceso cretivo de Rhye parte a la inversa, la experimentación de shows en vivo se ve reflejada en el resultado final y es aquí donde comienza la experiencia de escuchar Blood.

El disco inicia con «Waste», una rola llena de melancolía que prepara a quien lo escucha para realizar catarsis, es como si Woman hubiera estado en pausa y con esta primer canción continuara la reproducción en una hipérbole de tiempo, donde la vida hubiera permanecido inamovible esperando impaciente el momento del cambio: «We’re going through some changes, hold my heart».

Uno de los singles que conocimos previos al álbum, fue «Taste», en él encontramos líneas suaves de cuerdas y beats que se mezclan para invitar al cuerpo a un sútil baile, uno que lentamente recorre el corazón hasta despertarlo «Are you dancing with your eyes closed?»

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Si bien, Blood es un álbum que acaricia el corazón, el R&B no pierde protagonismo, se encuentra muy presente y mezclado con algunos toques de disco-boogie, en rolas como «Count to Five», «Feel Your Weight» y «Phoenix», en las que es inevitable sentir el ritmo y bailar.

Resulta inevitable tocar un punto primordial y es la voz de Mike Milosh, ya que juega un papel muy importante ya que  a través de su voz guía y controla los demás instrumentos, acentúa túneles sonoros y explota con sus agudos tan característicos que a pesar del minimalismo de sus letras y rimas, logra atrapar conceptos profundos  a través de los detalles que significan amar, sentir, compartir, vivir.

Blood es un álbum preciso, todo tiene un por qué, un cuándo y un cómo. Asusta a primera instancia la pulidez de sonido, ejecución y composición porque… ¿podría considerarse como la continuación de Women? Sí. ¿Podría ser un disco nuevo, refrescante que marque una ruptura con el sonido anterior? También.  Es un disco que tiene puntos bajos para aquellos que no han superado «Open» en estos cinco años, pero al mismo tiempo resulta una joya sonora que desde el punto de vista en el que se aborde, resulta un acto de amor sucediendo, un arrebato.

 

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