Cry de Cigarettes After Sex: más lágrimas al mercado de melancolía.

Nunca un nombre tan fiel al concepto. Un cigarro después del sexo; un momento donde todo ha perdido su dimensión y la vida es al mismo tiempo bella e irremediablemente simple. Tan simple que es triste. Eso es Cigarettes After Sex; un concepto muy ad hoc a los mercados de melancolía al que acuden miles de oyentes.

El proyecto de Greg González, pertenece a esa camada de compositores de venas abiertas del tipo Bon Iver o Rhye; artistas cuya política es el amor, o el desamor en su defecto, y cuyo mensaje es conquistar el corazón de otra persona. Cursi quizás, pero necesario en épocas donde el perreo y el tamaño parecen serlo todo.

Cry, es el esperado nuevo álbum de Cigarettes After Sex; un disco de dream pop que presagia el otoño. Aunque su sonido es frío, lleno de synths atmosféricos, melodías de guitarras eléctricas y una voz lacrimosa, sus letras están llenas de luz, claridad, y esperanza de ser correspondido. Si en algo destaca la música de Cigarettes After Sex es que, pese a todo esa sobriedad e hipnotismo, casi deprimente, se esconden melodías suaves y letras cargadas de amor y erotismo, como en “Heavenly” el primer corte del álbum, la abridora “Don’t Let Me Go” o la sensual «Hentai».

Cigarettes After Sex  Kuadro Arturo Lamadrid 8

Si con su disco homónimo, Cigarettes After Sex (2017), el proyecto se había colgado la etiqueta de revelación, con Cry se consolida como un importante referente de la actualidad con más de 4 millones de oyentes mensuales en Spotify. Nada mal para un proyecto con apenas dos álbumes de estudio. La clave ha sido encontrar un sonido que es actual, demoledor, donde pueden encontrarse reminiscencias a los trabajos de The XX con los que comparte un minimalismo eléctrico y una bella sutileza. Para muestra los coros de canciones como “Kiss it off me” o “Touch” muy fáciles de corear con el alma abierta.

Las nueve piezas están llenas de una sensibilidad soporífera que envuelve en una lenta escucha que busca hacernos llorar, pero sin caer en el efectismo ni en el melodrama. Como si fuera el soundtrack de una película romántica de de jóvenes, donde el amor es toxicidad,  sexo y a veces codependencia. Cry es perfecto para noches añorantes, postcoitales o incluso coitales. Depende del mood, el momento, la persona. Depende el cigarro. Es una obra para dedicarle a esa persona que se quiere (en particular “You’re the Only Good Thing in My Life”, “Falling in Love” o “Pure”), o a esa persona que se anhela, aunque lejos. Al final, ¿qué no es el cigarro el símbolo universal de la espera?

 

 

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