Chamucos, diablillas rocanroleras, valedores de todas las edades, de todas las ciudades y barrios de México: la cita está marcada con fuego en el corazón del rocanrol nacional. Este 23 de octubre, la Arena CDMX será el templo donde El Haragán y Compañía celebrará 35 años de historia, de lucha, de barrio y de música que ha sido consuelo, grito y bandera para generaciones.

Desde que Luis Álvarez “El Haragán” fundó la banda en 1989, su nombre ha sido sinónimo de resistencia, verdad y calle. Canciones como Él no lo mató, Muñequita sintética, No estoy muerto y A esa gran velocidad no sólo se convirtieron en himnos del rock urbano, sino también en retratos crudos de una realidad que pocos querían ver y muchos necesitaban escuchar.
El Haragán y Cía no nació para los reflectores: nació para las calles. Tocaron en hoyos fonquis, en ferias de barrio, en foros que apenas resistían los amplificadores, y ahí, entre humo, tierra y cerveza caliente, se convirtieron en leyenda. No fue el marketing ni la radio: fue el alma. Y ese fuego sigue vivo.
Este concierto conmemorativo no es sólo un show más: es un reencuentro con toda una vida de rocanrol. Son tres décadas y media de canciones que nos han acompañado en la peda, en la cruda, en el amor y en la furia. Y lo celebran con una imagen poderosa: un corazón ardiente, con nopales, calaveras, rosas, un sombrero y una guitarra ensangrentada, símbolo puro de su identidad. Un homenaje visual a México y al Haragán.
Algunos datos curiosos:
- El nombre “El Haragán” surgió como apodo por su actitud relajada, pero terminó siendo un emblema del rock urbano.
- Muñequita sintética fue censurada en varias estaciones de radio en los noventa, pero se volvió aún más popular por eso mismo.
- Luis Álvarez también ha sido activista social, usando su música para hablar de injusticia, marginación y conciencia.
- Han compartido escenario con leyendas como El Tri, Tex Tex, Liran’ Roll y Charlie Monttana, marcando a fuego el movimiento urbano.
Los boletos están disponibles en SuperBoletos y Zignia Live, y no queda duda: nunca será lo mismo verlo que vivirlo. Esta fiesta es de todos. De los que crecieron con un casete grabado, de los que aprendieron a tocar con sus rolas, de los que se enamoraron y se rompieron con su música.
¡Nos vemos en la Arena CDMX para celebrar 35 años de historia, con el alma en llamas y el corazón lleno de rocanrol!