Fotos por Ale Servin
El show lo hace la banda y el público que se entrega a ella. Hacer las cosas con sentimiento para hacer sentir al otro, así es como funciona El Mató a un Policía Motorizado, y en vivo, mucho más.
Bajo el clásico escenario de luces que persiguen un crimen, «El Magnetismo» de los argentinos que han escalado poco a poco pero de manera brutal en nuestro país, se hizo presente para dar paso a «La Síntesis O’konor» carente de palabras, solo un cúmulo de sentimientos en tres minutos anunciando que algo grande venía. Y así fue, así inició «La Noche Eterna».
Los shows de El Mató pueden ser tímidos y lentos, hasta que la bomba explota, un vaivén de emociones acorraló a SALA con la desesperación de “Las Luces”, el amor egoísta de “El Tesoro, el incondicional a un “Amigo Piedra”, el coraje de “Ahora imagino que” y la redención en “El Fuego que Hemos Construido”, ellos se entregaban en cada canción como si estuviera recién hecha: nuevo público, nueva conexión, tal como nos lo dijo Santiago, si quieres echarle un ojo a la entrevista que le hicimos, aquí está.
Y abajo, algunos hasta adelante, otros dispersos, porque si podemos reconocerle algo a SALA es que la vista es buena desde cualquier punto. A su manera el público correspondía a la banda; moviendo el pie y cantando, otros lo hacían mientras bailaban y gritaban, algunos con playeras que decían «El Mató a un Policía Motorizado» o «Más o Menos Bien» (merch que vale la pena, por cierto).
Entre un par de agradecimientos, y un “Queda una canción, dos… tres” llegaron al encore de un show de casi dos horas, cerrando como habitualmente lo hacen: “Yoni B”, “Chica de Oro”, “Chica Rutera” y “Mi próximo Movimiento”.
El Mató a un Policía Motorizado, ojalá nunca dejen de hacer lo que crean a consecuencia del amor, o del dolor.
