NO TODAS LAS FLORES SON OFENSAS

Ni tampoco todas las mujeres son feministas, pero las que sí, ya me dijeron, y pues ok, va. Ya leí también todos los comentarios, y todos sus memes de Pictoline®. Ya me quedó bien clarito. Y si usé una frase de un autor hombre, es por mi ignorancia, no porque no las haya mejores de alguna mujer, pero va. No las felicito, pues. No les menciono lo maravillosas, lo sublimes que me parecen como género, y menos aún les platico de cuánto amo a las que considero las mujeres de mi vida porque eso de elegir amar a algunas seguro que es una discriminación misógina sobre todas las demás, ya pues, no diré ningún comentario positivo. Es más, ningún comentario. Nada. Cero. Un hijo sano del heteropatriarcadodepredadorfalocéntrico qué carajo va a saber, y pues nada peor que regalar una flor a quien tiene alergia al polen.

Ya me dijeron también hasta la saciedad que además no es celebración sino conmemoración. ¿Qué importa que la palabra “conmemoración” también tenga una acepción de “celebración”? Y no lo digo yo, lo dice el DRAE, pero pues libelo misóginolafocéntricoheteronormativo. Excluyente. Porque ya ven que todas las palabras exclusivamente femeninas son peyorativas. LA guerra. LA peste. LA ignorancia. LA maldad en general. Digo, si se colaron LA verdad, LA belleza, LA justicia, y LA bondad en general, seguro es porque ya andaban cansados, o porque se fueron a oprimir a alguna mujer, esos lingüistas, esos filólogos que, ¿qué van a saber de lenguaje inclusivo?, y pues uno que ni sabe utilizar el español básico, pues menos.

Conmemoración entonces, va. Hasta este 2017 no me había tocado un pre-día de la mujer tan extendido ni tan recalcitrante. Como que estaba reservado sólo al 10 de mayo por razones mercadológicas, pero nel, desde que comenzó marzo decían que ya se venía el 8M, y que ni se nos ocurriera andar ahí andar de cursis, de pendejos, felicitando; que no es de fiesta, sino de recordar a esas 146 mujeres que murieron en una fábrica de textiles el 8 de marzo de 1911. Bueno, unos ya lo sabíamos pero qué bueno que se esté extendiendo. Ahora, ¿que fue porque se encerraron para protestar? Se lee bien padre, pero eso no es cierto. ¿Que fue por culpa de una sociedad machista y una desigualdad de derechos abrumadora? Eso sí que es cierto. ¿Que andamos igual y que nada ha cambiado? Ahí sí disculpita, machetealmachote si quieren, pero la neta nel. Ni por asomo. Decir eso sería insultarlas a ellas, y  negar la lucha que se ha desarrollado durante décadas, pero sobre todo, sus conquistas.

Y es que dicen algunas que no hay nada qué festejar. Bueno, no sé, quizá mi percepción es mediocre, pero yo creo que ahí van. Que ahí la llevan. Como siempre. Contra viento y marea, siendo exitosas con, sin y a pesar de, y le paro, estoy adulando, seguro. ¿Falta mucho? Sí, mucho, muchísimo, pero insisto, ahí van. Y si hablo en tercera persona femenina del plural, es nomás porque me dicen que no nos metamos. Que nos quedemos al margen. Que esta lucha es de ellas. Que no necesitan ayuda, y menos la de nosotros, e igual y sí, pero es que yo no creo que un reconocimiento sea un insulto, o una burla. O una “frivolización”. Yo no sé si la división sea el camino, pero si piensan eso, va. Adelante. Insisto, un machirulo como yo, ¿qué va a saber?

No las felicito entonces, y mejor para mí, porque de todos modos la mayoría de las cualidades que se describen en memes de Piolín y Snoopy ni son cualidades que tengan la mayoría de las mujeres, sino que las ostentan de manera selectiva y específica unas, unas, y otras, otras. Justo como al género humano le sucede, o bueno pues, para no ser machista, a LA raza humana. Ni todas son cariñosas, ni todas son frías. Ni todas son luchonas, ni todas son atenidas. Pero eso sí, tampoco todos los hombres somos violadores, ni todos queremos sobajarlas y humillarlas, o burlarnos de su lucha diciendo lo mucho que les queremos, que les reconocemos, que las necesitamos, que NOS necesitamos. Se está volviendo más difícil que un político honesto el acercamiento, la empatía, y ni qué decir de la colaboración, de la convivencia. ¿Por unos pagamos todos? Bueno, es lo que dice la Biblia, y por lo visto también el feminismo contemporáneo.

Y es que en este día de la mujer, en que de por sí, al ser DE LA MUJER, ya nos pone detrás de una línea a los que tuvimos el pecado de nacer con cromosomas heterogaméticos “XY”, la mayoría de nosotros las contemplamos con fascinación y con admiración, como casi todos los demás 365 días que componen el año, pero poquis más, pero eso tampoco está bien al parecer. Y peor aún, si a alguna mujer le parece que está bien, pues es que es una alienada, una hija sana del heteropatriarcado, una cómplice de nosotros. ¿Cómplice? ¿Nosotros? ¿Ustedes? ¿Ellos? ¿Ellas? O más contemporáneo, ¿ellas y ellos? ¿Ell@s? ¿Ellxs? ¿Elles? ¿Es esto alguna especie de guerra?, porque si es así, también la van ganando. Mírenos aquí, o por lo menos a mí, guardando la opinión, replegándome ante mis propias palabras, y sobre todo, esperando las funestas consecuencias de estas imbéciles líneas. Ahora, ¿no mejoran las condiciones? ¿No se está viendo progreso en esta guerra? Quizá sea porque en ninguna guerra hay ganadores realmente, sólo perdedores, y aún no fuera así, los partidarios de la misma opinarían que quizás entonces habría qué elegir mejor al enemigo. Decía Napoleón, sí, otro machito: «Divide y vencerás».

Tampoco defiendo la generalización, pero es que “división”, de hecho, no es antónimo de generalización. Para lo bueno y para lo malo es equivocado generalizar, y a partir de la generalización, combatir. Porque si hablamos de violencia, de falta de derechos, de opresión, de cualquier problema severo, apremiante y pendiente, pues sí, falta, pero, ¿somos nosotros, “los hombres” el enemigo? No todos. No siempre. A últimas, quienes de manera recalcitrante, a ultranza, violenta también, combaten a los hombres por ser hombres, y peor aún, a las mujeres por ser mujeres, de esas que no están de acuerdo con ustedes, una disculpita, pero no fueron tampoco ustedes las que libraron esas luchas de las que tanto hablan, pero sí, las que les están quitando el derecho a otras mujeres a hacer lo que les dé la gana, y ya de paso, a nosotros de siquiera considerar acercarnos, ya no digo hacer equipo para algo. Por machitos, ¿no? Bueno, insisto, no todos, no siempre, como no todas, no siempre, tendrían que tenernos miedo, y menos tratar de inspirarlo.

Iguales no somos ni lo seremos nunca, pero tampoco somos enemigos, y quienes lo son de ustedes, también son de nosotros. Muchos de verdad que no queremos verles el culo antes que los ojos. ¿Por qué no luchamos juntos en lugar de cada uno por su lado? No sé, las matemáticas dicen que habría más posibilidades.

Le he preguntado a todas las feministas que conozco, ¿qué es una mujer, qué es ser mujer? ¿Vieran que ningunota me ha contestado? Y es lógico. Al igual que con el amor, toda definición sería reductiva e injusta respecto a lo que significa ser mujer. Mujer. Mujer. Se lee tan bonito, y se vive aún mejor, y va, me abstraigo entonces a felicitar a ninguna feminista, para que no me vaya yo al infierno, o a la infierna, porque sí, estoy muy de acuerdo en que se necesita ser mujer para ser feminista, pero indefectiblemente, no se necesita ser feminista para ser mujer. Porque ser mujer, no sé, pero siento que es mucho más que eso y que todo lo que el español podría describir, y las matemáticas, otra vez, enumerar.

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