El camino de Carlos Santana y más específicamente de Santana, la banda, ha recorrido casi todo los caminos posibles. Desde aquella gran racha que empezaba en el 69 hasta ese renacimiento con Supernatural 30 años después. Ahora, 20 años después, vuelven a reencontrarse.
Como banda, como sonido, como esa identidad que tal vez estuvo dando tumbos. Esas dos etapas estaban muy marcadas. La primera, esa que los llevó a la cima y fueron de los show estelares de Woodstock, era algo muy ecléctico. Esa combinación de rock infusionado con ese sabor latino los hacía destacar.
Santana era un Guitar Hero y por su propio mérito. Compartiendo escalones con Jimi Hendrix, Eric Clapton y Jimmy Page, siendo además el más reconocible de ellos -los otros tres seguían teniendo esa base de blues que desarrollarían a su modo-.
Su segunda época exitosa logró que el mainstream tuviera a otro guitarrista así -el G3 con Satriani y Vai, nunca le llegaron a la masa de esa manera-. Otra vez con un sonido digamos mas campechano, que era algo mas suave, a veces más R&B, a veces más rock convencional.
Una fórmula de la cual abusó un poco de tener un vocalista diferente para cada canción, tal vez después empezó a abusar de los covers. Pero Africa Speaks, nos vuelve a sorprender. El trabajo anterior Santa IV, era la continuación de Santana III de 1971, reuniendo a esa alineación con la que conquistó el mundo.
Ahora, nuevamente vuelve a tomar otro giro, con un álbum de música africana-latina. Todo bajo el mando de Rick Rubin -como si le hiciera falta ampliar los géneros que trabaja-, con una alineación diferente. Cindy Blackman -la esposa de Santana- en la batería, donde pocas personas pueden seguir el trabajo de Michael Shrieve. Benny Rietveld en el bajo y Karl Perazzo en las percusiones.
Mención especial para la voz. Buika es una cantante de Flamenco, Jazz Cubano y Soul. Por lo que tiene un timbre muy peculiar, perfecto para este disco. Es esa voz que se funde con las percusiones, porque la pura voz te obliga a que muevas algo al compás.
Con todo esto nos da un resultado que mantiene su esencia, pero con nueva vida, con nuevo sabor. «Blues Skies» es la canción que mejor ejemplifica esto. De entrada una canción de casi 10 minutos que debutó en el 3er del Billboard es algo inaudito para los estándares actuales.
Tiene una vibra tipo «Soul Sacriface», porque si hubieran usado el trabajo vocal de Buika como un instrumento más durante toda la canción -como en ese solo enorme- pocas quejas habrían que hacer en una canción completamente instrumental.
También es donde Santana nos recuerda porque es Santana, porque no todos pueden aventarse un solo de más de 5 minutos y no sonar guajolotero… tampoco muchos pueden tocar un solo aunque sea de un minuto en pleno 2019, pero eso es otra historia.
Un pieza más al legado de un hombre que ya podría no hacer nada y estaría igual inmortalizado. Pero además el riesgo de trabajar con nuevos productores, de darle un giro al sonido, sin traicionar quieres eres ni lo que haces. Las expectativas de este disco honestamente no las tenía muy en alto, pero es una de las sorpresas del año.