Siddhartha | Únicos

El proceso creativo nunca es igual en nadie. Cada uno toma de la realidad lo que le parece más pertinente, útil o interesante y crear a partir de ello una cosa muy distinta de lo que era. Siddhartha parece estar atrapado en un laberinto boscoso, lleno de otoños y lánguidos rayos de sol; de ecos intermitentes y el rumor infinito de una constante lluvia que nunca llega, pero se anuncia. Un laberinto donde los recuerdos convergen y un aire adolescente siempre se respira, lejano, melancólico. Un laberinto del que no puede (o no quiere) salir.

Únicos, es la respuesta del solista tapatío a dos años de ausencia en el mundo musical y sin embargo, al escuchar la primera canción («Ser Parte»), pareciera que nos estuviera recordando al mismo sonido, la misma lírica y hasta el contenido que en El Vuelo del Pez, el álbum que le antecede. «Tarde», el sencillo que se desprendió del presente álbum nos dio en su momento una noción de cómo se escucharía la propuesta de Siddhartha producido por una disquera reconocida. Si bien esto no asegura un mejoramiento en la calidad de las canciones sino una mayor difusión, encontramos los mismos paisajes, las mismas nostalgias; los mismos coros agudos (bien entonados, claro) que coronan una canción, donde los ‘riffs’ de guitarra son repetitivos, donde la batería dejó de ser atrevida (a diferencia de muchas canciones del Why You? [2008]) y donde los sintetizadores evocan la misma atmósfera.

Siddhartha3-VL15-JavierPach

Resulta curioso que puedan encontrarse ciertos guiños, como en «Una Noche Tranquila», que fácilmente podría ser una canción pensada para Caloncho, debido a su sintetizador playero. La canción que da nombre al álbum parece acelerada y esto hace que resalte de las demás. Su letra es un lugar común: la correspondencia con alguien, la noción de autenticidad en una relación con alguien con quien creemos tener todo en común.

Quizá la única (valga la redundancia) canción mejor lograda, y eso a regañadientes, sea la última. Una introspección titulada «El Chico». Se trata de una descripción en tercera persona que Siddhartha hace de sí mismo. Es distinta porque su temática ahora es cuasi biográfica, pero cierra con un final bastante largo, fórmula ya usada en «Nunca es Nunca».

Quedó más que claro desde Náufrago (2011) —que por cierto, es mi álbum favorito— el estilo de Siddhartha. Y no estoy en contra de lo que dicen en sus canciones, al contrario, plasma un concepto distinto al de la música que escuchamos hoy día; pretende ser más trascendente, incluso cuando trata las banalidades («Tonigth» de El Vuelo…) lo hace a su manera. Pero su proceso creativo, como lo expliqué al principio, podría aportar algo distinto. Solo hasta que logre despojarse de los esquemas ya reutilizados y atreverse a incursionar con otras formas sonoras difícil será dejar de ver a Siddhartha como algo-para-adolescentes

Pero yo solo hablo desde lo que sé; júzguenlo ustedes, queridos lectores:

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