Fotos: Rodrigo Guerrero

La noche pasada pudimos asistir a uno de los conciertos más poderosos en cuestión de rimas y de audiencia. C. Tangana regresó en poco menos de un año a tierras mexicanas tras haberse presentado en el Lunario del Auditorio Nacional. Su regreso fue un soplete caliente en la cara; caliente y con una precisión muy flamante y todo esto para presentar su más reciente material de estudio Ídolo.

Para calentar motores, se presentó uno de los exponentes con más flow en una tarima, pues Fntxy logró superar una meta más y presentar su proyecto; fue la pieza más honesta y más movible que pudo tener en una noche con beats y trap. Canciones como «Gané», «Niña Bien», «High in Home» fueron canciones que re-descubrió a una manera rasposa y actual. Que gran comienzo de este güero.

Con certeza, el trap al igual que el rap y el hip-hop están en su punto máximo, en aquel punto donde emergen nuevos caminos y que poco a poco han ido posicionándose como los géneros más grasosos.

C. Tangana tomó, mordió, avorazó, violó -a su manera-, acarició y quemó el escenario de SALA. Muchas acciones y hasta eso se quedó corta la descripción, pues este interprete español logró conquistar al público mexicano. Cada canción tiene su lado sensual, sexy y hasta romántico, y es ahí donde descubrimos que más que un momento es un solo eso, un momento que se queda plasmado en una sola neurona que graba momentos precisos.

Como se menciona arriba, C. Tangana solo necesita de su voz y de sus movimientos para transmitirte aquello que nadie más puede, pues cada músico tiene su propio feeling y es ahí donde cada voz, cada cara, cada movimiento se vuelven únicos.

Nunca es tarde para entrar a la fiesta y C. Tangana te hace participe de la suya; te deja pasar con una palmada en el hombro para los cuates y con un beso a aquellas damas que entran a ella. Todo un «algo» que te jode poco a poco, pero que vale la pena.

C.Tangana te deja ese sabor y ese ardor de más en cada parte de tu cuerpo, incluso, en aquellas partes que no sabías podían arder. Este caballo ganador apuesta por lo impredecible; es fino en cada detalle y este show que pasó habló por sí solo.

Cuando les digo que hay un concierto que evoluciona a su paso, es por que la altura se convierte en respeto y es cuando ese mismo respeto te mira el culo de la manera más honesta y admirable que existe. C. Tangana es ese respeto y no queda más que dejarlo ver el tiempo que quiera fijamente donde él quiera.