Brockhampton respira y resurge tras un año complicado

2020 fue un año que afectó de manera innegociable e inmutable a todos; independientemente de las razones por las que fue así, este efecto significó un trabajo interno por hacer y para los miembros de la joven boyband, Brockhampton, no fue una excepción.

En abril del presente año, después de lanzar dos nuevos sencillos, salió a la luz el nuevo álbum de la banda, ROADRUNNER: NEW LIGHT, NEW MACHINE, el cual, después de escucharlo y analizarlo, es un producto de su contexto en toda su expresión, porque no esconde en ningún momento la avasalladora emoción colectiva de cada uno de los muchachos en su música, al contrario, una gran parte de la fuerza del proyecto es lo bien que expresan el efecto del azote que el mundo ha vivido y ha dado en el último año.

ROADRUNNER: NEW LIGHT, NEW MACHINE es el álbum más conciso y ordenado de la banda, así como el mejor elegido y elaborado desde Saturation III. Asimismo, tiene un tono consistente y emana una sensación de salir como sea de una nebulosidad colosal, para respirar en la luz.

Los temas abordados a lo largo de los 50 minutos recaen constantemente en dolor, sufrimiento y un poco de incertidumbre; ya sea desde críticas sobre el atroz trato de la policía a la comunidad negra en Estados Unidos –“Chain On”-, como el lidiar con experiencias traumáticas como el suicidio del padre de Joba, o el turbio contexto en el que tuvo que crecer Kevin Abstract –“The Light”-.

En general, Brockhampton compacta una serie de emociones cargadas de creatividad y potencia, realizando así su proyecto más cuidado hasta la fecha, en el cual demuestran su capacidad de crecimiento como grupo y también como individuos. ROADRUNNER: NEW LIGHT, NEW MACHINE es un álbum vivo y fresco, el cual también servirá como una marca clara del turbio momento por el que todos estamos pasando.

Por Daniel Cañón

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