Antonio Sánchez: «no quiero que la gente me recuerde como baterista, sino como artista»

Imagen destacada: cortesía

Ver a Alejandro González Iñárritu subir al escenario del Teatro Dobly para recibir no sólo el premio a Mejor Director, sino a la Mejor Película fue una experiencia emocionante. Lejos de la nacionalidad del director (que también fue productor y guionista), la naturaleza de Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (2014) es vibrante.

Para nadie es sorpresa que el cine no es gran cosa sin la banda sonora que la acompaña, muchas veces es esta segunda la que influye realmente en el papel del largometraje de cara a la posteridad; en el caso de la producción audiovisual arriba mencionada, su banda sonora es igualmente vibrante. Violenta. Sorpresiva. Extenuante. Nunca antes había escuchado las variaciones y posibilidades que la batería puede tener, ni siquiera tras el virtuosismo de una película contemporánea y rival para la premiación de los Oscars como Whiplash.

Aunque por desgracia el rígido criterio de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas no reconoció el trabajo tras este soundtrack, su creador, Antonio Sánchez admite que este proyecto es un antes y un después en su carrera, así me lo platicó mientras se encontraba en Tijuana, pues él formó parte del proyecto Fandango Fronterizo.

El ahora

Cuando Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos, Antonio Sánchez, baterista originario de la Ciudad de México tuvo claro que debía hacer algo. La trinchera desde la que accionó fue contundente: un álbum que tituló Bad Hombre. En 10 temas plasma una oda a la desesperación y frustración del migrante, pero la ejecución musical es estridente. La batería es el único instrumento acústico, pues se pierde en un mar de sintetizadores y sonidos creados por computadora que no hacen más que enfatizar el papel de dicha percusión. A manera de protesta, evidentemente, el baterista no quiso —y digo sin temor a equivocarme que no puede— mantenerse ajeno al panorama político del país (y en la ciudad de Nueva York, para ser exactos) donde actualmente reside.

«El arte siempre imita a la vida», admite. En la composición de Bad Hombre, la materia fue la improvisación y la composición a partir de la batería cuando mayoritariamente es el piano el que lleva esta tarea. Antonio explica:

«La improvisación viene de un lugar muy íntimo de nuestro consciente»

En este tenor es que Sánchez se inmiscuye en proyectos como el Fandango Fronterizo, que busca llevar música y fiesta a las ciudades fronterizas de San Diego y Tijuana. Quizá los puentes musicales son algo que cualquier muro no puede separar.

El futuro

Tal como en su nivel de improvisación, la carrera de Antonio no tiene un rumbo fijo; escribo esto con la mejor de las intenciones y en el mejor de los sentidos. Lo bueno de no quedarse en ningún lado es que se puede pertenecer a todos. Es sobre esta premisa que él narra: «He tocado en los lugares más extraños del mundo, pero siempre encuentro los puntos en común para con los asistentes sin importar de dónde vengan». Pero además de experiencias, se añaden sonidos que incorpora después a su creación. Si echamos un vistazo a su discografía vemos un inmenso universo: lo mismo toca con Dianne Reeves o Miguel Zenon que con Alex Mercado para su Symbiosis. Lo mismo se entrega con Pet Metheny Group que con Migration, el grupo que él lidera. Lo mismo compone para series (Get Shorty) que para películas (Miles Ahead y Birdman, por supuesto).

Jazz latino, big band y un abanico abrumador de ejecución musical indómito que no responde a algún género. Es por eso que lo incierto es lo único seguro: el próximo álbum lleva por título Lines in the sand, cuyo llamado es a la unión.

«(Mi motivo es) Llevar la conciencia de que todos somos seres humanos y necesitamos el mismo trato. No quiero que la gente me recuerde como baterista, sino como artista»

A propósito del jazz que se hace en México, expresa: «el jazz en México está pasando por un buen momento: hay educación en los músicos. La gente está con la mente y con el corazón abierto; aunque no entienda nada de música a nivel académico disfruta del jazz». Para Antonio la solución radica en un apoyo más serio del gobierno.

Birdman (el antes y el después)

Pero uno de los motivos de esta plática es el regreso del espectáculo donde Antonio Sánchez musicaliza en vivo Birdman… en el Auditorio Nacional. «Trabajar con Alejandro fue un ejercicio que me sirvió mucho. Gracias a la cinemática y el hacerlo todo en una misma secuencia pude crear un concepto similar para el sonido». Él se refiere a este espectáculo como uno histórico pues «soy el primer y quizá el único baterista que se ha presentado solo en el Auditorio. Me voy por otros caminos en cada proyección, por lo que cada proyección es única; no sólo influye en la improvisación mis propios ánimos sino los de la gente que asiste y la energía que proyectan».

Un hombre y su batería contra el mundo, que va abriendo paso entre escenarios donde nadie había triunfado. No sólo es complicado ser baterista líder en cualquier género musical, esto es aún más raro en el jazz. Pero no sólo ejecutante, también compositor visionario. Puede que haya un antes y un después en los bateristas de jazz gracias a Antonio Sánchez

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