Querer(nos) bien: Kirnbauer

Durante nuestras vidas siempre nos topamos con los antes y después, momentos que marcan un cambio en nuestro camino o simplemente una pequeña pausa para tomarnos un respiro. Lo que Kirnbauer nos trae musicalmente se siente como eso, una especie de respiro o un punto de partida para poder ver las cosas de diferente manera, una de esas cosas siendo el amor. Si bien este puede ser un tema universal, la perspectiva del amor está en constante cambio debido a su naturaleza personal e íntima. Al escuchar el nuevo proyecto de Kirnbauer, Algo Bien, no solo nos ponemos en sus zapatos y escuchamos su forma de ver al amor, sino que también pensamos en cómo lo vemos y percibimos nosotres.

Tuvimos la oportunidad de platicar con la artista sobre Algo Bien y su proceso, el cómo su forma de ver sus sentimientos ha cambiado desde que empezó a crear arte, la forma en la que se inspira de las experiencias ajenas y el cambio de su natal Monterrey a la Ciudad de México.

«Lanzar Algo Bien a principios de este año siento que fue una forma de consolidar mi proyecto, presentarlo como algo en conjunto. Varias de las canciones ya las había lanzado como sencillos en 2020 y 2021 pero el ya tener una parte visual, una portada o incluso un orden hace a todo muy diferente. Sí es distinto escuchar los sencillos así nada más random a escuchar un álbum de inicio a fin aunque ya varias canciones las hayas escuchado antes. Estoy muy emocionada de tener esta primera carta de presentación del proyecto y también de próximamente llevarlo a shows, lo cual estoy ya planeando. Igual estoy muy agradecida de que a la gente le gusta y lo comparte o que se ha identificado con las canciones y me lo han hecho saber. Es algo muy valioso.»

Podemos agarrar muchas cosas de la música de Kirnbauer, por lo que es bastante interesante escuchar sobre sus influencias. Al final del día, para la cantante lo que consumimos eventualmente pasará por una especie de filtro, el cual nos ayudará a reinterpretar las cosas y juntar lo que nos ponen en la mesa de una forma única e individual. Eso es lo que le da el encanto a las cosas, especialmente a la gente que hace arte.

«He podido darme cuenta que siempre he tenido presente muchos proyectos de mujeres, como mujeres en la industria que tienen que ver con la música indie. The Japanese House, Elsa y Elmar me gustan muchísimo. Deb Never que es un poco más reciente pero que igual disfruto mucho. En español aparte de Elsa me gusta mucho Little Jesus, sobre todo la forma en la que escriben. Clubz, aparte de que somos buenos amigos, me encanta su proyecto. Phoebe Bridgers… o sea como que es una mezcla de música como indie rock y pop. Siento que todas las personas que hacen arte terminan haciendo una reinterpretación de las cosas que consumen y creo que el factor que te hace diferenciarte está en cómo combinas esos elementos que consumes en tu día a día. Inevitablemente todo lo que escuchas pasa por un filtro tuyo. Siento que esos proyectos son algunos que me han inspirado mucho. También creo que influye mucho la personalidad de esos talentos, la forma en la que se expresan o lo visual hacen al proyecto mucho más rico y valioso. «

Gran parte de las cosas que hace que te claves con un proyecto es también que haya contrastes. En un disco igual, si todas las canciones sonarán igual no sería lo mejor. Esas diferencias son cosas que le dan un gran valor a los proyectos. Pero los contrastes pensados… luego escucho unos que no se sienten así y ahí sí digo ‘creo que no me gusta tanto esto’.

Kirnbauer no solo se encuentra con esos contrastes en la música, sino que también los experimentó de una forma un poco más literal, al mudarse de Monterrey, Nuevo León a la Ciudad de México durante la creación de las últimas partes de Algo Bien. Si bien Monterrey es una ciudad en constante movimiento, la velocidad a la que una ciudad como la CDMX opera puede ser un cambio complicado para alguien que venga de afuera. Pero para la artista, el cambio es bienvenido. 

«Del disco la única canción que alcancé a hacer en la CDMX fue “2000nunca” y me gustó que, siendo la última canción de Algo Bien, sí creo que tiene una especie de contraste. Yo la siento diferente. El simple hecho de haber pasado de Monterrey a la Ciudad de México y tener la oportunidad de concluir aquí lo que empecé a hacer allá siento que fue algo muy orgánico que disfruté mucho. Igual siento que lo que estoy haciendo ahorita suena diferente. Al final del día sigo siendo yo y de alguna forma tiene la misma esencia, pero el ya estar en la Ciudad y conocer diferentes lugares, personas, productores y demás le aportan a mi persona y eso orgánicamente se refleja en las canciones que estoy haciendo ahorita. A eso le agrego que ahora ya tengo un espacio cien por ciento para hacer música, lo cual en Monterrey no tenía. Luego agarraba mi computadora y de repente hacía algo en la sala o luego en mi cuarto y sí creo que le daba una sensación de intimidad a lo que hacía, pero sí se siente muy diferente ahora. La Ciudad de México puede llegar a sentirse abrumadora pero hasta ahora me ha abrumado en el buen sentido, siento que sigo absorbiéndolo y he tratado de disfrutarlo lo más que puedo. «

Como ya mencionamos, la forma en la que vemos el amor está en constante cambio y eso es tal vez aún más grande para quienes hacen arte. En el caso de Kirnbauer, habiendo analizado el amor de diferentes maneras en Algo Bien, su forma de ver un tema tan universal ha cambiado mucho desde que empezó a hacer música y aún más durante unos años que nos trajeron una pandemia y nuevas formas de relacionarnos. 

«Intento evolucionar tanto en los temas que escribo como en lo que hago musicalmente. Estoy consciente de que el amor es algo de lo que me gusta escribir mucho porque siento que es algo tan cotidiano, pero a la vez muy poderoso y valioso que todo el mundo ha experimentado. Para mí fue fácil el decidir escribir sobre eso y combinando el tema de la pandemia todo se juntó de una forma un poco más orgánica. Siempre escribes de las cosas que estás viviendo al momento y todo eso se aprecia en tus canciones. Ahorita las canciones que he escrito recientemente no hablan de amor y también suenan, siento yo, diferentes en el buen sentido.»

Creo que como personas siempre estamos cambiando y eso se refleja en cómo nos expresamos o en el arte en el que hacemos. Siempre vas a estar proyectando esa parte de ti, ya sea una parte que esté afectada en el buen o mal sentido. 

Al final del día, parece que somos el reflejo de muchas cosas. No solo somos afectades por nuestras propias experiencias o por las cosas más cercanas a nuestro alrededor, sino que también tenemos un espacio muy grande para las expresiones ajenas, especialmente las artísticas. Kirnbauer está consciente no sólo del impacto que el arte de las demás personas puede tener en lo que crea, sino también el de sus propias expresiones en la gente que la escucha. 

«Siento que en un inicio, cuando estoy haciendo las canciones, veo a mi música como un reflejo de lo que sea que estoy pensando en ese momento, ya sea mío o una experiencia de alguien más que estoy reinterpretando o viendo desde mi propia perspectiva. Pero al momento en el que lo compartes con más personas siento que pasa ya al otro lado. La idea de que algo empiece súper personal y al momento de compartirlo se haga universal… ahí deja de ser un reflejo de ti, es un reflejo de quien lo está escuchando. Creo que es una combinación de ambas cosas. Llega al punto de ser para todos y sobre todo. Eso es algo que siento muy intenso y es una de las razones por las que empecé a valorar mucho el hacer canciones y compartirlas.»

Es muy valioso, eso de que al final muchas personas puedan reflejarse en algo que tú pensaste y escribiste de una forma muy personal. Siento que es de los sentimientos más específicos, no sé de qué otra forma puedes llegar a eso. Pero es algo que me mueve muchísimo.

Algo Bien está ya disponible en plataformas digitales. Te lo dejamos aquí abajo. ¡Chécalo!

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