Si se trata de dar un mensaje nunca es tarde. Y menos si se eres David Byrne uno de los pioneros del punk y fundador de la banda legendaria Talking Heads. A esta altura, después de tanto kilometraje, después incluso de sacar un disco con la grandiosa St. Vincent, solo podemos esperar que el resultado si no excepcional al menos sea agradable. Y así resulta American Utopia, el mas reciente álbum del escoces-neoyorquino. Un disco parejo, no espectacular, pero sí lleno de pasajes frenéticos, como «Doing the Right Thing» y «Everybody´s Coming to My House».
El álbum 11 en su cuenta particular y solitaria, y el primero desde el Grown Backward del 2004 es uno completamente atemporal. Por un lado hay un sonido un tanto disco, un tanto tecnicolor, un tanto post-punk, un tanto hasta world music, que evoca a los setentas, a los ochentas y los noventas tardíos. Si a eso se le suma el timbre de Byrne, rocoso e inmemorial, un tanto #nickcaveano, fácilmente nos remonta a tiempos cavernosos y ásperos. Encima de todo, hay también un deseo tan actual de hablar sobre política, de hablar en lo que pasa en los Estados Unidos de América, con sus odiosos líderes, de hablar contra el capitalismo.
En American Utopia están plasmados no solo sus recursos musicales, sino también los literarios. David Byrne utiliza la prosopopeya o personificación para introducir en la obra animales como gallos, perros, elefantes, como en su momento lo hiciera Pink Floyd en el mítico Animals (que a su vez se baso en Rebelión en la Granja de Orwell). Utiliza también la repetición de elementos cotidianos como la gasolina, las sábanas sucias, los diarios, el dinero, las tarjetas de pago, para satirizar esa «utopía americana» en donde hasta bailar se ha vuelto algo robotizado.
American Utopia (2018) es una nueva prueba (como si fuera necesaria) del talento indiscutible de Byrne. Y lo hace con la maestría de un artista que no necesita más de 37 minutos para dejar sus intenciones claras. Una intenciones que bien podrían resumirse en esa larga línea de «It’s not dark up here» que dice que aunque «hay solo una manera de leer un libro, de ver la televisión, y de oler una flor, hay millones de manera de ser libre». Unas intenciones de hacer las cosas correctas, de mandar un mensaje crítico y positivo al mismo tiempo, y sobre todo de entender que somos turistas en esta vida, y que, más allá de la gris realidad, cada día es un milagro.
