Después de años de altibajos, rupturas, reconciliaciones y leyendas nacidas entre riffs salvajes y noches interminables, The Libertines están de vuelta en México. El próximo 5 de junio, el Pepsi Center será testigo del regreso de una de las bandas más icónicas e influyentes del post punk revival británico. La cita marca no solo un reencuentro con sus fans mexicanos, sino también una oportunidad única para revivir la magia de una agrupación que cambió el curso del rock moderno.
Pete Doherty, Carl Barât, John Hassall y Gary Powell no solo son nombres que resuenan en la historia del rock: son símbolos de una era que devolvió al género su crudeza, su actitud irreverente y su corazón desgarrado. Desde que irrumpieron en la escena a principios de los 2000, The Libertines se convirtieron en abanderados del renacimiento del garage rock, rescatando el caos melódico de The Clash y The Jam, y empapándolo de una poética callejera que solo ellos supieron convertir en himnos.

Aunque su ascenso no fue inmediato, sus canciones se colaron en el alma de una generación que ansiaba guitarras sucias, letras viscerales y una autenticidad que parecía perdida. Con sencillos en el número 2 y álbumes que alcanzaron el primer lugar en Reino Unido, la banda se ganó a pulso el título de culto. Pero con la gloria vino el caos: tensiones internas, adicciones y separaciones marcaron su historia como una montaña rusa sin frenos.
El regreso en 2010, con actuaciones memorables en Reading and Leeds Festival, fue más que una reunión: fue un acto de redención. La energía seguía ahí, intacta, como lo documenta el filme There Are No Innocent Bystanders, un retrato íntimo de una banda que, a pesar de todo, nunca perdió su esencia. Desde entonces, The Libertines han demostrado que el fuego sigue ardiendo en sus venas, que su química escénica es imposible de replicar y que aún tienen mucho que decir con sus guitarras afiladas y letras confesionales.
El concierto en la Ciudad de México promete ser un viaje emocional entre el pasado glorioso y el presente vibrante de la banda. Será una noche para corear a gritos Don’t Look Back Into the Sun, Can’t Stand Me Now o What Became of the Likely Lads, y para volver a sentir ese vértigo que solo el buen rock puede provocar.
No es solo un concierto. Es una celebración del caos hermoso, de la amistad agridulce, del romanticismo punk y del espíritu libre que encarna The Libertines. Si alguna vez tuviste una banda que te salvó la vida, este es el momento de reencontrarte con ella. Nos vemos en el Pepsi Center.