Atenuar la luz de las emociones: Vegas en el Metropólitan

Todo era rojo, las luces dibujaban siluetas sombrías en la tela al fondo del escenario. En el centro arriba círculos blancos, en especifico tres, en el de en medio, la portada del álbum «Mundos inmóviles derrumbándoce». El aforo lleno, un soul out visible en el Teatro Metropólitan. Las luces se atenúan y se escuchan violines y voces en coro, Nacho Vegas entra al escenario, la gente aplaude, grita, se vuelve eufórica y el español toma el micrófono:

Qué fácil es para una rosa morir
No se oye ningún lamento 
Que duro fue para ti sobrevivir 
Después de otro aplastamiento, 
Se ha desplazado tu propio dolor
 Y en su lugar algo inmenso 
Ahora te grita y no encuentra explicación 
Aun no se han escrito esos versos tan inútiles como perversos

Las luz aumenta y se pueden ver 5 siluetas en el escenario, el guitarrista Joseba Irazoki, el baterista, Mario Molina el pianista de Caballo Grande , el bajista Hans Laguna y la única mujer de la banda Juliane Heinemann, frente a ellos el gijones y escritor Nacho, con un traje completo color ladrillo con unos zapatos negros ocupan el centro del lugar. El juego de entre luces, sombras y contraluz durante todo el concierto crean un ambiente tan bohemio que la guitarra acústica toma su lugar frente al cenit.»

«La séptima ola», «Ser árbol», el «Don de la ternura» y «Hablando de Marlén» fueron las siguientes canciones. Los espectadores corean cada palabra, cada letra, estrofa y tonalidad, al parecer conocen no sólo al autor si no viven y sienten la obra, pues entre los brazos levantados, los ojos cerrados y la inspiración, poseen desde los huesos hasta los poros al público para cantar y aún más interpretar las melodías de Vegas como si las vivieran en ese instante.

Entre pausas de las canciones el autor de «Big Crunch» habla al público y agradece infinitamente su amor, entrega y pasión por él, pues menciona que lleva más de 15 años visitando tierras aztecas, pues desde el 2006 que vino con Enrique Bunbury, a presentar «El tiempo de las cerezas» el propio Nacho ha repetido en numerosas ocasiones el respeto y cariño que tiene a los mexicanos y su país multicultural, resistente y combatiente, para dar paso a la canción «Ciudad vampira» que habla de la lucha social y hermandad.

La tristeza se extendió entre 3 Deva y Lois
Yo me creía muerto pero hoy sé que estoy
Vivo y que concibo otro lugar.
Uno trajo estacas hechas de nogal
Otro de Duro Felguera una radial
Saldremos esta noche a destripar
Y exigir que nos devuelvan la ciudad
Y reparar esta tristeza
 desde hoy

Vivo en la ciudad más triste que jamás
Un triste urbanista pudo proyectar
Hay que prender fuego a esta ciudad

¿Será el momento actual, la necesidad de empatizar, el miedo a la soledad o quizá la búsqueda de amor lo que unen a los asistentes? pues las lágrimas brotan en todo momento, diferentes emociones surgen como burbujas en el mar buscando el aire, y el maestro de la orquesta de burbujas es el mismo Nacho Vegas, a quien se le observa conmocionado en todo momento y aún más al interpretar canciones tan íntimas como «Ramón in», «El mundo en torno a ti», «La gran broma final» y «Entre el dolor y la nada».

Los seguidores de Nacho Vegas conocen al artista muy en lo profundo, pues no sólo muestra su vida a través de sus canciones, si no que la expresión de Vegas ha evolucionado y a pesar de estar envuelto en timidez, como artista emocional, abraza sus explosiones pasionales en múltiples momentos, es así que mientras interpretaba «Ocho y medio» varias lagrimas tintineaban con las luces del escenario y se contagiaban entre los más de 3 mil asistentes que cobija el Teatro Metropólitan.

Y vino un pájaro a posarse en mi ventana
Tenía una ala rota, su plumaje era gris y azul
Y al acercar mi mano y comprobar que no, no echaba a volar
Supe de inmediato que lo enviabas tú
Lo tomé entre mis garras y lo dejé morir
Y cuando lo hizo aún llovía aquí
Y la sangre al gotear entre zarpas de animal presagió mi
Suerte, como una ave que voló de Madrid hacia Gijón aun herida de muerte
Rescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien
De cometer un nuevo error, de no saber pedir perdón o pedirlo
Demasiadas veces

Un recorrido por varias discos del cantautor Vegas se pronuncian a cada instante, y traen a la actualidad álbumes como «El manifiesto desastre», «La zona sucia», «Violética», «Resituación» y hasta «Actos inexplicables» que vio la luz en el 2001, con canciones como «Miss Carrusel» y «El ángel Simón» varios de los presentes regresaron a los inicios del artista para vociferar con el español, después de más de dos años sin haber tocado México en un escenario así de grande.

Para cerrar la noche, la más clásica de las composiciones de Nacho Vegas fue la que puso el punto final, el teatro Metropólitan explotó y coreó con toda voz, garganta, emoción y pasión «El hombre que casi conoció a Michi Panero«, canción que se convirtió en emblema e himno del español en el mundo. Y entre lágrimas visibles del artista y una bandera mexicana en su mano derecha se reclinó para agradecer con todo el corazón, una noche de claro obscuros sentimientos, mientras citaba la estrofa final de Michi Panero, «Hasta siempre».

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